Estados Unidos intentará este lunes acordar parámetros con China para que la competición entre ambos países no llegue a cotas demasiado peligrosas, durante una visita de alto nivel al país que llega en un momento de fuertes tensiones bilaterales.
La «número dos» del Departamento de Estado de EE.UU., Wendy Sherman, llegará este domingo a la ciudad de Tianjin (noreste) y el lunes se reunirá allí con diplomáticos chinos, en la que supone la visita de mayor rango a China hasta ahora del Gobierno de Joe Biden.
«Todas las dimensiones de la relación estarán sobre la mesa en estas reuniones», dijo este sábado un alto funcionario estadounidense, que pidió el anonimato, en una rueda de prensa telefónica.
«Estados Unidos da la bienvenida a una competición dura y constante con China (…), pero queremos asegurarnos de que hay vallas de contención y parámetros establecidos para gestionar la relación de forma responsable», añadió la fuente.
Sherman, que lleva una semana de gira por Asia, se reunirá en Tianjin con varias autoridades chinas, entre ellos el ministro de exteriores, Wang Yi, pero ninguna de las dos potencias han dado detalles sobre el formato de las reuniones ni los temas que se tratarán.
La principal meta de Washington es repetir en privado las múltiples denuncias sobre Pekín que ha hecho en público en los últimos meses, sobre temas como los ciberataques, el comercio, la situación en Hong Kong o los presuntos abusos a uigures en la región china de Xianjiang,
«El objetivo no es negociar sobre asuntos específicos, sino mantener abiertos los canales de comunicación a un nivel alto. Y nuestra filosofía es que no deberíamos evitar temas duros solo para ser corteses», afirmó una segunda funcionaria estadounidense en la citada rueda de prensa este sábado.
Esa funcionaria restó además importancia a las sanciones recién impuestas por Pekín a seis individuos y una institución estadounidense, entre ellos el exsecretario estadounidense de Comercio Wilbur Ross, como respuesta a otras restricciones ordenadas por Washington contra siete funcionarios chinos.
«Este es solo otro ejemplo de la costumbre de China de ir en contra de ciudadanos (estadounidenses) por medidas que ha tomado el Gobierno de Estados Unidos», opinó.
Desde que llegó al poder en enero, Biden no solo ha mantenido la guerra comercial con China que lanzó su predecesor, Donald Trump, sino que ha convertido la competición con Pekín en la principal prioridad de su política exterior.
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La visita de la vicecanciller Sherman llega en un momento de fuerte tensión entre las dos potencias, apenas días después de que Estados Unidos acusara a China de estar detrás del ciberataque global contra Microsoft en marzo.
El pasado lunes, Estados Unidos, respaldado por la Unión Europea (UE) y otros países, acusó al Gobierno chino de «contratar» a piratas informáticos criminales para llevar a cabo «operaciones cibernéticas no permitidas a nivel global», como el jaqueo a Microsoft.
Pekín ha negado rotundamente esas acusaciones y ha apuntado a Estados Unidos como fuente de la mayoría de ciberataques del mundo.
Además, las tensiones han aumentado recientemente a raíz de las advertencias de EE.UU. a las empresas estadounidenses de que no negocien con entidades que operen en Hong Kong o en la región noroccidental china de Xianjiang, donde Washington acusa a Pekín de cometer graves abusos contra los uigures y otras minorías étnicas.