PUERTO PRINCIPE (AFP).- Estados Unidos «no reconocerá en Haití un gobierno que tome el poder el poder por la fuerza», advirtió el martes el embajador norteamericano en la capital haitiana, James Foley.

El diplomático estadounidense llamó a «un gran compromiso histórico» entre el presidente Jean Bertrand Aristide y la oposición política, para encarar la sangrienta crisis que ha costado 55 vidas en poco más de una semana en este país caribeño.

Foley dijo que la comunidad internacional condena el levantamiento armado contra Aristide, y advirtió que el país podría enfrentarse al mandato de las bandas armadas si la revuelta no termina.

La «fragilidad de la Policía Nacional de Haití y la proliferación de armas» pueden conducir a una «violencia fuera de control e incontrolable», y el país puede «volverse ingobernable y quedar a merced de las bandas armadas», dijo.

«La lucha por el poder en Puerto Príncipe y en las provincias oculta la tragedia del pueblo haitiano», con la degradación del medioambiente y de la salud, dijo el diplomático.

También pidió a la oposición política condenar a los rebeldes armados, que tienen en su poder las ciudades de Hinche (centro) y Gonaives (norte), y darle una oportunidad a la mediación internacional para que trate de solucionar la crisis.

La rebelión opaca las necesidades actuales de Haití, incluyendo los esfuerzos por aliviar la pobreza en el país más pobre de América, dijo Foley.

«Ciertamente no confundimos a los rebeldes con la oposición de la Convergencia (Democrática) y los partidos de oposición, pero es esencial que la oposición condene la rebelión sin ninguna ambigüedad», afirmó Foley.

El martes, en Washington, el secretario de Estado Colin Powell declaró que su país no está «entusiasmado» con la idea de enviar una fuerza de paz internacional a Haití, como propuso Francia este martes, para restablecer el orden.

Haciendo eco a las declaraciones de Powell, Foley expresó que en Haití hay que darle una «oportunidad a los esfuerzos de la comunidad internacional para conseguir un gran compromiso histórico» entre la oposición y el gobierno de Aristide.

«Haití no puede seguir en el statu quo de vivir sin Estado de Derecho,

con bandas de malhechores armados que imponen su ley en Gonaives, en Cap-Haitien y en Puerto Príncipe», y reclamó que se aplique un «proyecto de cambios profundos y

pacíficos».

Foley pidió a la oposición política «cooperar con el Caricom (Comunidad Caribeña) en las reformas que incluyen la formación de un nuevo Primer Ministro independiente que elegirá a su Gobierno», y la creación de un cuerpo de Policía profesional con fuerte apoyo internacional.