EEUU apoyó atrocidades de Pinochet

<p>EEUU apoyó atrocidades de Pinochet</p>

Washington (EFE).- Estados Unidos no sólo estaba al tanto de las tácticas de represión del régimen del fallecido ex gobernante chileno Augusto Pinochet, sino que decidió encubrirlo y apoyarlo, según documentos desclasificados difundidos hoy en Internet.

La organización independiente National Security Archives, vinculada a la Universidad George Washington, colocó hoy en su página de Internet una serie de documentos oficiales desclasificados que “ilustran el historial de represión del ex dictador”.

Pinochet, a cuyo gobierno se relaciona con la muerte, tortura o desaparición de más de 3,000 personas entre 1973 y 1990, falleció el pasado domingo a los 91 años debido a complicaciones de un ataque cardíaco que sufrió la semana anterior.

“Estos documentos no dejan duda de que los servicios de inteligencia de EEUU estaban muy al tanto de la represión de Pinochet después del golpe (de Estado contra Salvador Allende) en 1973. Pero en reuniones de alto nivel, el Gobierno decidió seguir apoyándolo”, dijo a Efe Peter Kornbluh, encargado del Proyecto de Documentación sobre Chile de National Security Archive.

“La muerte de Pinochet le ha negado justicia a sus víctimas, pero los documentos desclasificados contribuyen a un veredicto decisivo de la Historia sobre sus atrocidades”, agregó.

La mayoría de los documentos divulgados en Internet hoy (http://www.nsarchive.org) provienen de un conjunto de 24.000 desclasificados durante el gobierno del presidente estadounidense Bill Clinton poco después del arresto de Pinochet en Londres en octubre de 1998.

Entre los documentos figuran archivos de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA) sobre el papel del gobierno de Pinochet en el asesinato con coche bomba del ex canciller chileno Orlando Letelier y su ayudante estadounidense Ronnie Moffitt en septiembre de 1976 en Washington.

También figuran tres informes biográficos de Pinochet elaborados, uno por la CIA y dos por la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), y transcripciones de reuniones en las que el entonces secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, se resistía a presionar al Ejército chileno para corregir sus violaciones de los derechos humanos.

Uno de los documentos, un memorándum del departamento de Estado, destaca que el número de ejecuciones sumarias cometidas diecinueve días después del golpe contra Allende del 11 de septiembre de 1973 totalizaba 320, el triple de la cifra reconocida públicamente.

En otro documento, dos días después del golpe, el departamento de Estado afirma que “el Gobierno de EEUU desea dejar claro su deseo de cooperar con la Junta militar y ayudar en cualquier medida adecuada”.

Ese documento de “bienvenida”, según National Security Archive, reconoce que lo mejor es evitar “demasiada identificación pública entre la Junta y el Gobierno de EEUU”.

El domingo pasado, un portavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, dijo que el gobierno de Pinochet representó un “período difícil” en la Historia de Chile y que EEUU elogia la construcción de una nueva sociedad chilena “basada en la libertad, la ley y el respeto a los derechos humanos”.

“Nuestros pensamientos están hoy con las víctimas de su régimen y sus familias”, dijo Fratto.

Kornbluh señaló que esas declaraciones oficiales no sólo son “certeras” y “conmovedoras” sino que “representan un cambio significativo de su política de hace 33 años, cuando la Casa Blanca le dio la bienvenida a Pinochet”.

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