EEUU contra China

EEUU contra China

Para analistas internacionales es fácil identificar una campaña informativa centralmente diseñada y divulgada. En Washington han identificado a China como una amenaza a la “seguridad nacional”. No se trata de despliegues militares o instalaciones de misiles apuntándoles, como durante la crisis del Caribe. La “amenaza” en América Latina y el Caribe viene de la disminución de influencia de EEUU y de menos vulnerabilidad a presiones en nuestros países; es el “peligro” con el que algunos en las inmediaciones de la Casa Blanca parece que no pueden coexistir.
Unos días atrás, el secretario de Estado Mike Pompeo se reunió con los cancilleres de la región en Jamaica y advirtió sobre las “amenazas a la democracia” en el Caribe por parte de China dejándole a los ministros la gran tarea de escudriñar cómo y por qué unos vínculos económicos en términos claramente beneficiosos y en condiciones de mercado, como EEUU proclama y reclama, pueden constituir amenazas a la democracia.
No por casualidad, el señor Mauricio Claver-Carone, asesor de Trump para Latinoamérica y director en el Consejo de Seguridad Nacional para esta región, artífice junto al senador Marcos Rubio de las medidas más radicales contra Cuba, concedió una entrevista a la agencia Efe profusamente difundida por el continente. En la misma asegura, obviando los hechos reales, y la historia, que el vínculo con Beijing solo le dejan a la región “dependencia, deuda y corrupción” y que esa es una relación “antinatural” (¿?). El señor Claver-Carone debe estar en sus cuarenta años y quizás por eso no sepa o recuerde que cuando la terrible crisis de la deuda del decenio de los ochenta no se debía un “chele” a China sino a la banca transnacional y a las naciones centrales con EEUU a la cabeza. Fue la década perdida que estalló con un endeudamiento de 272 mil millones, y cuando se dijo, en 1990, que habíamos salido de la crisis el monto era de 420 mil millones y China no era acreedor de nadie. De esa vorágine de endeudamiento la región no ha salido por lo que ahora su deuda es de mucho más de un millón de millones de la cual a China se le debe una pequeña fracción de la misma. Un problema grave que todas las agencias y centros pensante le señalan a la región son sus altos niveles de desigualdad social, los más altos del mundo, y ello tiene orígenes igualmente históricos, vienen de muy atrás. Sus prácticas corruptas vienen también de lejos y su caldo de cultivo lo encontramos, en parte, en la tolerancia y complacencia histórica con gobernantes vistos convenientemente como “simpáticos”.

EEUU ha lanzado la iniciativa “América Crece” para canalizar fondos privados hacia inversiones en el continente pretendiendo subsanar el déficit que, reconocen, es de 100 a 150 mil millones de dólares para infraestructuras. Precisamente principal destino de las inversiones chinas que en general sus préstamos no van a compensar déficits ni fondos para pagar deudas viejas sino a sectores productivos. ¡Qué bueno sería que ambos pudieran participar conjuntamente en el desarrollo regional sin generar conflictos geopolíticos!

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