San Francisco, EE.UU. EFE. El caso de Brittany Maynard, una joven estadounidense de 29 años enferma terminal de cáncer de cerebro que ha planificado su muerte para el 1 de noviembre, ha reabierto el debate sobre el suicidio asistido en EEUU.
En la actualidad, el suicidio asistido, es decir, la entrega a una persona que desea terminar con su vida del material necesario para llevarlo a cabo, normalmente medicamentos, es legal en sólo 5 estados de EE.UU., por lo que la joven, residente en Oakland (California), se ha trasladado junto a su familia al vecino estado de Oregón, que sí permite esta práctica.
En enero de este año, poco tiempo después de casarse, Maynard acudió al médico a causa de los fuertes dolores de cabeza que sentía, y le fue diagnosticado un tumor cerebral agresivo. El cáncer avanzó rápidamente y los especialistas informaron a Maynard que sólo le quedaban unos meses de vida, a la vez que le explicaron cómo estaba previsto que se desarrollase la enfermedad, que le causaría un gran dolor.