EEUU está militarizando el combate contra las drogas

EEUU está militarizando el combate contra las drogas

Washington. AP. Los tripulantes del barco USS Underwood vigilan con sus lentes de visión nocturna y detectan una lancha arrojando paquetes por la borda.    Clarissa Carpio, una oficial de la Guardia Costera de Estados Unidos, prepara su ametralladora y se monta en una lancha junto con dos colegas y cuatro marineros sin armas. Oriunda de San Francisco y con 23 años de edad, Carpio está lista para el combate. Es su primera misión en el exterior, pero fue entrenada precisamente para la lucha antidrogas.

El despliegue es evidencia de que Estados Unidos está militarizando la lucha contra los carteles de la droga en Latinoamérica, en su más costosa iniciativa en la región desde el fin de la Guerra Fría.

 Ha gastado más de 20,000 millones de dólares en ello en la última década.    Tropas del Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y la Guardia Costera están siendo empleadas para perseguir, detectar y capturar a contrabandistas de drogas.   

La sofisticación y la violencia de los carteles es tal que los militares estadounidenses entrenan no sólo a las fuerzas del orden de países latinoamericanos sino también a sus fuerzas armadas, con costosos equipos, radares, aviones, barcos, aeropuertos y bases de abastecimiento, todo con el fin de detener el flujo de drogas que va de Sudamérica hacia Estados Unidos.   

Según fuentes del Pentágono y del Departamento de Estado, la lucha contra las drogas se ha convertido en un asunto de seguridad nacional porque los narcóticos conllevan plagas como la corrupción, el daño a las democracias y el terrorismo.    El director antidrogas estadounidense, Gil Kerlikowske, dice que la estrategia está dando frutos, y señala como prueba la sustancial disminución de la violencia y producción de cocaína en Colombia.   

“Los resultados han sido históricos y han tenido grandes implicaciones, no sólo para Estados Unidos y el Hemisferio Occidental sino para el mundo entero”, dijo Kerlikowske en una conferencia el año pasado.

 La AP revisó documentos sobre exportaciones de armas, contratos militares, cifras de ayuda militar y de maniobras armadas en la región, detectando una estrategia de guerra que se inició en Colombia, se trasladó a México y es ahora enfocada en Centroamérica, donde los brutales criminales son el símbolo de un enemigo a quien no le importa la ideología sino el dinero.   

Estados Unidos autorizó la venta de 2,800 millones de dólares en fusiles, satélites, equipos de radar y gases lacrimógenos a países del Hemisferio Occidental en el 2011, una cifra sin precedentes y cuatro veces lo que era 10 años atrás, según cifras del Departamento de Estado.    En esa misma década, los contratos de defensa aumentaron de 119 millones de dólares a 629 millones, para financiar  equipos como cascos a prueba de bala para el ejército mexicano.

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En todo momento hay unos 4,000 soldados estadounidenses en Latinoamérica y cuatro buques de la Armada de EU a lo largo de ambas costas de Centroamérica. Pilotos de la Fuerza Aérea volaron más de 46,400 horas en misiones antidroga en el 2011, y agentes de por lo menos 10 agencias de la ley de Estados Unidos están en funciones en todo el continente.    Las fuerzas estadounidenses entrenan a miles de soldados latinoamericanos y usan costosos equipos de radar.

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