Varias ciudades de Estados Unidos, entre ellas Nueva York, se comprometieron ayer a presionar y exigir responsabilidades a fabricantes de armas en respuesta a la epidemia de violencia que vive el país.
Reunidos en la Gran Manzana, los alcaldes de una quincena de localidades coincidieron en la necesidad de actuar ante una industria “que ha decidido poner sus beneficios por encima de la seguridad” de los ciudadanos, según resumió el regidor neoyorquino, Eric Adams.
Adams comparó a los fabricantes de armas y sus tácticas con la industria tabacalera del pasado y subrayó que las ciudades no pueden dejar que las cosas sigan como están.
“Su modelo de negocio es poner armas en las manos de tanta gente como sea posible. Las armas tienen un fin- matar. (…) Y ese producto está haciendo aquello para lo que fue creado”, insistió.
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Aunque no ofrecieron demasiados ejemplos concretos de lo que piensan hacer, los alcaldes dejaron claro que quieren usar todas las herramientas a su disposición para presionar a los fabricantes de armas, incluida la capacidad para decidir dónde gastan los fondos públicos o creando nuevas leyes.
El alcalde de Kansas City (Misuri), Quinton Lucas, sugirió también la posibilidad de utilizar los tribunales para hacer que los fabricantes que no hacen lo suficiente para evitar que las armas caigan “en malas manos” tengan que rendir cuentas ante la Justicia, siguiendo el ejemplo de lo que se ha hecho con las farmacéuticas y la crisis de los opiáceos.
En el marco de la reunión de ayer, la organización Everytown for Gun Safety presentó un informe que señala directamente a las cinco empresas cuyas armas son las más utilizadas en crímenes cometidos en doce ciudades del país.
Según los datos, las pistolas Glock son el arma más habitual, seguidas de armas de las firmas Taurus, Smith & Wesson, Ruger y Plymer.