Miami, EE.UU. EFE.- La temporada de huracanes en el Atlántico, que comienza oficialmente el 1 de junio, será menos activa de lo normal, pero las autoridades de Estados Unidos pidieron hoy no bajar la guardia y advirtieron de que el efecto de un solo ciclón puede ser “catastrófico” para la población.
Según los pronósticos publicados hoy por el Gobierno de Estados Unidos, en esta temporada que arranca el 1 de junio se prevé la formación de 6 a 11 tormentas tropicales, de las cuales entre 3 y 6 derivarían en huracanes.
La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA) difundió en una conferencia de prensa sus previsiones de cara a la temporada ciclónica en la cuenca atlántica, que afecta durante seis meses a Estados Unidos, el Caribe y México.
La NOAA pronosticó que, de los huracanes previstos para esta temporada, hasta 2 de ellos podrían ser de categoría mayor (intensidad 3, 4 o 5 en la escala de intensidad de Saffir-Simpson).
Basado en el promedio registrado entre 1981 y 2010, una temporada de huracanes normal es aquella en la que se forman 12 tormentas tropicales y 6 huracanes, de los que 3 alcanzan la categoría mayor.
No obstante, “una temporada por debajo de lo normal no significa que nos libremos. Como hemos visto en años anteriores, las temporadas con menor actividad ciclónica pueden producir impactos catastróficos en nuestras comunidades”, alertó la científica Kathryn Sullivan, administradora de la NOAA, en referencia al poderoso huracán Andrew en 1992.
Con sus devastadores vientos de más de 252 kilómetros por hora, Andrew, de categoría 5, barrió las ciudades de Homestead y Florida City, dejó 15 muertos, destruyó 25.500 casas, dañó a otras 100.000 viviendas y dejó a 250.000 personas sin techo, además de daños por 25.000 millones de dólares.
De acuerdo con un patrón de formación de huracanes, hay “un 70 % de probabilidades de que esta temporada ciclónica sea menos activa de lo normal y un 20 y 10 % de que sea normal o por encima de lo normal”, resaltó la NOAA.
Los científicos atribuyeron la menor actividad de huracanes prevista este año a la presencia del fenómeno “El Niño” en el Pacífico, que inhibe la formación de ciclones en la cuenca atlántica, y que está “afectando a los vientos y los patrones de presión atmosférica”, apunto, por su parte, Garry Bell, líder del equipo responsable de la elaboración del pronóstico de la NOAA.
Como novedad, la NOAA ha incorporado este año un nuevo prototipo gráfico de seguimiento de aviso y vigilancia de desarrollo de marejadas en aguas del Golfo de México y costas del Atlántico estadounidense, donde la “amenaza de inundación supone un riesgo significativo para las vidas humanas».
Los últimos dos años han sido de poca actividad ciclónica. En 2013 hubo solo dos huracanes (ninguno de categoría mayor) y 13 tormentas, lo que la convirtió en la más calmada desde 1994.
Este año, la tormenta tropical Ana se formó el pasado 8 de mayo e inauguró antes de lo habitual la temporada de ciclones.
La previsión de la NOAA coincide en términos generales con el pronóstico de los expertos de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado, que en abril pasado vaticinaron que la temporada de huracanes de este año será una de las “menos activas” desde 1950.
Según esa institución universitaria, la temporada atlántica, que terminará el 30 de noviembre, contabilizaría 7 tormentas tropicales y 3 huracanes, de los que al menos uno se convertirá en ciclón de categoría mayor en la escala de intensidad Saffir-Simpson, de un máximo de 5, según el Departamento de Ciencias Atmosféricas de la Universidad Estatal de Colorado.
Las “temperaturas del océano, más frías de lo esperado” y la acción del fenómeno “El Niño” tendrán un efecto directo en la escasa formación de fenómenos meteorológicos, vaticinaron los científicos de esa universidad.