EEUU: Recesión desplaza a muchos hispanos

EEUU: Recesión desplaza a muchos hispanos

Dalton,  Georgia, EE.UU. (AP) _ La sensación de que la ciudad se está quedando vacía, combinada con la falta de empleos, hace que gente como Jesús Saldaña considere seriamente irse, incluso si esto significa dejar el sitio donde vivieron por años.

«Este era un lugar movido, había trabajo, pero ahora no hay nada», comentó este californiano de 24 años, que vino a Dalton cuando tenía 16.

«Uno veía gente, autos que iban y venían. Ahora, ni siquiera los fines de semana hay gente en la calle», expresó, parado frente a la vivienda de un amigo en el complejo de departamentos Walnut Creek, a un paso de la Cuarta Avenida.

De los más de 30 departamentos, solo diez están ocupados, indicó. Un cartel dice «Departamentos del 1 al 16 disponibles para alquilar» en un complejo vecino.

Hay indicios anecdóticos de que mucha gente, especialmente hispanos, se están yendo de Dalton, aunque nadie sabe exactamente cuánta.

«Ha habido una decaída muy grande en la economía», declaró el alcalde de Dalton David Pennington. «Lo que nos distingue es que hay muchos inmigrantes recientes, sobre todo hispanos, que vinieron en busca de trabajo, se radicaron y, cuando empezaron los despidos, muchos se fueron».

La tasa de desempleo del área metropolitana de Dalton fue del 12,6% en marzo, levemente inferior al 13% de enero, pero sigue siendo una de las más altas de Georgia.

En Georgia, la cantidad de indocumentados ha fluctuado. Pasó de los 490.000 del 2007 a los 460.000 del 2008, y subió a 480.000 en el 2009, según el Departamento de Seguridad Interna.

La mayoría de los expertos coincide en que la recesión está estrechamente relacionada con la merma en la cantidad de indocumentados, especialmente si se tiene en cuenta que uno de los sectores más golpeados es el de la construcción, que emplea a muchos recién llegados.

En Dalton, el principal factor fue la debilidad de la industria de fabricación de alfombras. Varias fábricas grandes cerraron o despidieron a mucha gente. Además, se está haciendo cumplir más estrictamente las leyes de inmigración, según residentes de la zona.

Un recorrido por las calles de Dalton, especialmente el sector oriental, donde se instalaron muchos hispanos, permite ver cómo se deteriora el área. Abundan los carteles de casas «En venta», pero no son tantos como los que ofrecen viviendas en alquiler.

Frente a la casa de la familia Hernández en la Avenida Ashworth hay una casa vacía, cuyo dueño abandonó al no poder pagar la hipoteca.

«Destinó todo el dinero de devolución de impuestos del año pasado para mantener la casa, pero al final de cuentas no pudo hacerlo», manifestó María Hernández.

La señora Hernández y su marido, Gustavo, compraron su casa hace siete años, cuando los dos trabajaban 60 horas a la semana en una fábrica de alfombras. Ahora trabajan un par de días a la semana y han tratado infructuosamente de vender la vivienda.

Están tan desesperados que María está considerando volverse a México, por más que estén en el país legalmente.

«Mi hermano falleció el año pasado y no pudimos ir porque no teníamos dinero», expresó la señora Hernández, quien tiene cuatro hijos, de entre 18 y cuatro años.

«Mi madre está enferma y no puedo ir a verla ni enviarle dinero», manifestó.

   Pennington cree que quienes se iban a ir, ya se fueron.

«Buena parte de la gente que se fue probablemente era indocumentada. No podían acogerse a los beneficios (sociales) y fueron los primeros en irse», declaró. «Quienes compraron casas, o nacieron aquí, están bien establecidos y no se van a ninguna parte». 

La cantidad de embargos hipotecarios en esta región es más del doble que hace tres años.

Entre mayo y noviembre del 2007 hubo 123 embargos, según Gaile Jennings, directora ejecutiva de la Community Development Corp. de Dalton-Whitfield. Entre octubre del 2009 y marzo del 2010, hubo 470.

«Antes teníamos cinco en un año», agregó.

   Dalton llegó a tener 50.000 personas. Ahora suma unas 40.000. Ante la partida de tanta gente, las ventas al minorista descendieron y la municipalidad no cobra tantos impuestos.

«Una gran cantidad de gente se fue a otros estados, como Texas o California, donde tienen familiares», señaló el reverendo Juan de Dios Oliveros, uno de los dos párrocos de la iglesia católica St. Joseph, que tiene muchos feligreses hispanos.

«La asistencia a misa decayó un 20% desde el 2008, expresó. En los buenos tiempos la iglesia se llenaba con 200 personas que debían escuchar misa de pie porque el recinto no daba a abasto.

«También ha habido numerosas deportaciones del padre o la madre de una familia, y la familia entera se va con ellos», expresó.

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