EEUU vota con dos contendientes a la sombra: Biden y Trump

EEUU vota con dos contendientes a la sombra: Biden y Trump

Una tensa campaña electoral que volvió a agravar las diferencias políticas en Estados Unidos y aumentó las dudas sobre su compromiso con un futuro democrático terminó el martes, con los votantes acudiendo a las urnas en las primeras elecciones nacionales bajo la presidencia de Joe Biden.

Las urnas abrieron mientras los demócratas se preparaban para resultados decepcionantes y con el miedo a perder el control de la Cámara de Representantes federal, y que su mayoría en el Senado, antes considerada más segura, se viera reducida.

Los gobernadores del partido en estados como Wisconsin, Michigan y Nevada también enfrentaban desafíos republicanos serios. A su regreso a la Casa Blanca tras su último acto de campaña, Biden dijo que creía que los demócratas ganarán el Senado, pero admitió que “la Cámara de Representantes es más difícil”.

Por su parte, el Partido Republicano encaraba la jornada con optimismo y apostaba a que un mensaje centrado en la economía, los precios de la gasolina y la delincuencia movilizará al electorado en un momento de inflación disparada y violencia en alza.

En definitiva, confiaban en que la indignación inicial por la decisión de la Corte Suprema de eliminar el derecho constitucional de las mujeres al aborto se haya disipado ya y que las elecciones de medio mandato se vuelvan una evaluación más tradicional del desempeño del presidente.

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Los comicios “serán un referéndum sobre la incompetencia de este gobierno”, aseguró el representante republicano de Minnesota Tom Emmer, que lidera los esfuerzos republicanos por retomar la cámara baja. Con las urnas abiertas en la mayor parte del país, no se registraron grandes problemas en la votación anticipada, aunque hubo los típicos contratiempos de la mayoría de las jornadas electorales.

Las máquinas tabuladoras no funcionaron en un condado de Nueva Jersey, lo que obligó a realizar un recuento manual, y algunos colegios electorales de Pensilvania se demoraron en abrir porque los trabajadores llegaron tarde.

En Filadelfia, donde los demócratas cuentan con una fuerte participación en las elecciones clave, los ciudadanos se quejaron de haber sido rechazados cuando se presentaron en persona para tratar de arreglar problemas con sus votos emitidos previamente por correo.

Sin embargo, los funcionarios dijeron que aún había tiempo para solucionar esos problemas el martes. Algunos votantes de Arizona se irritaron y se mostraron suspicaces en Anthem, un suburbio de Phoenix, cuando se les informó de que una de las dos máquinas de escrutinio de un colegio electoral no funcionaba y que tendrían que esperar hasta 30 minutos si querían depositar su voto directamente en la única máquina que funcionaba.

Los resultados de las elecciones nacionales podrían tener un impacto profundo en los dos últimos años de mandato de Biden. Si los republicanos controlan al menos una cámara del Congreso, el mandatario se vería vulnerable a una serie de investigaciones sobre su familia y su gobierno al tiempo que defiende los logros de sus medidas, como un gran paquete de infraestructura y otro de salud y gasto social.

Un partido republicano más envalentonado también podría complicar el aumento del techo de la deuda y poner más restricciones a un apoyo adicional a Ucrania en su guerra contra Rusia. Si los republicanos tienen un resultado especialmente bueno y le arrebatan a los demócratas escaños en lugares como Nueva Hampshire y el estado de Washington, podría crecer la presión para que Biden no se presente a la reelección en 2024.

El expresidente Donald Trump, por su parte, podría intentar aprovechar los avances republicanos para presentar oficialmente otra campaña presidencial durante su “grandísimo anuncio” en Florida la semana que viene. Las elecciones se celebran en un momento de inestabilidad en Estados Unidos, que salió este año de la peor parte de la pandemia del COVID-19 sólo para encontrar duros desafíos económicos.

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La Corte Suprema eliminó el derecho constitucional al aborto, lo que eliminó unas protecciones que llevaban cinco décadas en vigencia.

Y en la primera elección nacional desde la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio federal, el futuro democrático del país se ve en duda.

Se esperaba que algunas de las personas que participaron o estaban en los alrededores del letal ataque obtuvieran el martes cargos de elección popular, incluso en la Cámara de Representantes. Varios candidatos republicanos a secretario de gobierno estatal, como los que se presentaban en Arizona, Nevada y Michigan, se han negado a aceptar los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.

Si ganan el martes, serían los encargados de gestionar votaciones futuras en estados a menudo decisivos en las elecciones presidenciales.

Los demócratas admiten que la tendencia juega en su contra. Salvo raras excepciones, el partido del presidente tradicionalmente pierde escaños en su primera elección de medio mandato. La dinámica es especialmente complicada dada la baja aprobación de Biden, que hizo que muchos demócratas en votaciones ajustadas tuvieran reparos a presentarse a su lado.

Apenas el 43% de los adultos estadounidenses ha dicho que aprueba la gestión de Biden como presidente, según un sondeo en octubre de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research.

En el mismo sondeo, apenas el 25% dijo que el país iba en buena dirección. Sin embargo, los aliados de Biden han expresado su esperanza de que los votantes rechacen a los republicanos, que han contribuido a un entorno político polarizado.

“Creo que lo que vemos ahora es a un partido con la brújula moral”, afirmó Cedric Richmond, quien fue asesor de Biden en la Casa Blanca y ahora trabaja en el Comité Nacional Demócrata. “Y a un partido que quiere hacerse con el poder”.

Ese era el mensaje que atrajo a votar a Kevin Tolbert, trabajador en derecho laboral de 49 años y residente en Southfield, Michigan. Tenía previsto apoyar a candidatos demócratas, preocupado por el futuro de la democracia. “Es algo que debe protegerse, y lo protegemos votando y saliendo y apoyando a nuestro país”, adelantó Tolbert. “Estamos en un espacio frágil.

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Creo que es muy importante que lo protejamos, porque podríamos terminar como algunas de las cosas que vimos en el pasado, dictadores y eso. No necesitamos eso”.

Pero en Maryland, donde los demócratas tienen una de las mayores oportunidades de arrebatarle el poder a los republicanos y hacerse con un puesto de gobernador demócrata, Shawn Poulson dijo que había “demasiadas preguntas, no suficientes investigaciones” sobre los resultados de las elecciones de 2020.

“No debería ser una cosa negativa o ilegal de ningún modo hablar de lo que se va a hacer para mejorar la seguridad”, expresó Poulson, de 45 años y que preside el Comité Central de Republicanos del condado de Kent. Autoridades electorales y estatales y el propio secretario de Justicia de Trump han dicho que no hay pruebas creíbles de que las elecciones de 2020 hayan sido amañadas.

Las acusaciones de fraude del expresidente también fueron rechazadas de forma contundente en los tribunales, incluso por jueces nombrados por Trump. Están en juego 34 escaños del Senado con campañas ajustadas en Pensilvania, Georgia, Wisconsin y Arizona que podrían decidir qué partido controla una cámara ahora dividida al 50%, con la vicepresidenta, Kamala Harris, con el voto de desempate.

Los demócratas aspiran a ganar escaños en Ohio y Carolina del Norte, mientras que el Partido Republicano cree que puede arrebatar sus puestos a senadores demócratas en Nevada y quizá en Nueva Hampshire.

Además, 36 estados eligen gobernadores y los demócratas están especialmente centrados en conservar el control de Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Los tres estados, cruciales en las presidenciales, tienen cámaras estatales de mayoría republicana, y sus aspirantes republicanos a gobernador han repetido las mentiras electorales de Trump sobre 2020.

Las victorias republicanas en votaciones a gobernador podrían suponer leyes electorales más duras y en definitiva que no impidieran los esfuerzos de deslegitimar las elecciones de 2024 si las pierde Trump o cualquier otro candidato republicano.