WASHINGTON. Más de cinco décadas de Guerra Fría y hostilidad latente terminaron el lunes cuando Estados Unidos y Cuba restauraron sus plenas relaciones diplomáticas.
La nueva era de los lazos entre Cuba y Estados Unidos comenzó sin gran ceremonia en la medianoche del domingo al lunes en Washington y La Habana, cuando entraron en vigor los términos de un acuerdo del 20 de julio para retomar los lazos bilaterales, y las misiones diplomáticas de ambos países dejaron de ser secciones de intereses para convertirse en embajadas.
Al llegar la medianoche en las dos capitales, terminaron una serie de políticas ampliadas y endurecidas desde que el presidente John F. Kennedy chocó en un principio con el joven revolucionario Fidel Castro por la expansión soviética en las Américas.
Al amanecer, y sin ceremonias, el personal del Departamento de Estado colocó la banderá cubana en el vestíbulo junto a las de todas las naciones con las cuales Estados Unidos mantiene relaciones diplomáticas.
El cambio se formalizará de forma pública en las próximas horas, cuando delegados cubanos reabran oficialmente su embajada en Washington, y la bandera de Cuba —una estrella blanca sobre fondo rojo junto a franjas azules y blancas— ondee por primera vez desde que ambos países rompieron relaciones en 1961.
El secretario de Estado, John Kerry, se reunirá con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, y ambos ofrecerán una rueda de prensa.
La Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana tenía previsto anunciar su conversión en embajada en un comunicado por escrito el lunes, no izará inmediatamente la insignia de las barras y las estrellas, sino que esperará a agosto, para una ceremonia formal que se espera que sea encabezada por Kerry.
La Sección de Intereses de Cuba en Washington cambió su cuenta de Twitter para identificarse como “embajada”, dentro de los diversos cambios en este sentido en las cuentas de medios sociales de ambos países.
“Acabo de hacer mi primera llamada de la historia al Centro de Operaciones del Departamento de Estado de desde la embajada de Estados Unidos en La Habana. No existía en enero de 1961”, indicó en su cuenta de Twitter Conrad Tribble, número dos de la delegación diplomática de Estados Unidos en La Habana.
Sin embargo, aunque la normalización protagoniza el estado de las relaciones bilaterales, sigue habiendo un profundo abismo ideológico entre los dos países, y quedan muchos asuntos por resolver.
Algunos de estos temas son espinosas disputas, como las reclamaciones cruzadas de reparaciones económicas, la insistencia de La Habana de que se ponga fin al embargo impuesto hace 53 años y las peticiones estadounidenses de que se hagan mejoras en derechos humanos y democracia.
Algunos legisladores estadounidenses, incluidos varios aspirantes destacados a la candidatura republicana, han prometido no revocar el embargo y anunciado que si alcanzan la presidencia darán marcha atrás en las decisiones de Obama sobre Cuba.
Aun así, los acontecimientos del lunes sellan un drástico cambio de rumbo en la política estadounidense sobre la isla comunista durante el gobierno del presidente Barack Obama, que ha buscado acercamientos con Cuba desde que asumió el cargo, y suavizado de forma progresiva las restricciones sobre el viaje y el envío de dinero a la isla.
Los esfuerzos de Obama tropezaron durante años por el encarcelamiento en Cuba de Alan Gross, contratista de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional.
Pero tras meses de negociaciones secretas, el pasado diciembre se obtuvo la liberación de Gross y de varios prisioneros políticos en Cuba, así como de los miembros de una célula cubana de espionaje que seguían presos en Estados Unidos.
El 17 de diciembre, Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, anunciaron que retomarían las relaciones diplomáticas plenas.
Obama declaró que la antigua política hacia Cuba había sido un fracaso que no alcanzó los resultados pretendidos, y afirmó que EEUU no podía seguir haciendo lo mismo y esperar un cambio.
Por tanto, dijo, comenzaría a trabajar en la normalización de relaciones.
El proceso avanzó despacio hasta que Estados Unidos retiró a Cuba de su lista de países que auspician el terrorismo a finales de mayo, y después se atascó en cuestiones sobre el acceso de los diplomáticos estadounidenses a los cubanos de a pie.
El 1 de julio, sin embargo, se resolvieron estos asuntos y ambos países intercambiaron notas diplomáticas aceptando que la fecha de restauración de relaciones plenas sería el 20 de julio.