La severa crisis financiera que ha tambaleado a importantes entidades crediticias de los Estados Unidos se siente más allá de Wall Street. Los millones de inmigrantes que allí viven, sobre todo los procedentes de América Latina, han empezado a ver esfumarse el sueño americano que los llevó hasta allí en busca de bienestar y mejor vida.

AFP. Reunidos al alba en el barrio neoyorquino de Brooklyn, para esperar algún coche que los recoja y les ofrezca trabajo, un grupo de inmigrantes debió desencantarse rápidamente: el sueño americano ya no es lo que era.

Unos sesenta hombres vestidos de vaqueros, botas y camisetas, la mayoría latinoamericanos que llegaron a Estados Unidos clandestinamente, esperaban la llegada de un vehículo que los condujera a alguna obra en la que pudieran trabajar por 60 o 100 dólares la jornada.

Pero ese día de la semana pasada sólo cuatro de ellos consiguieron trabajo, luego de dos horas de espera.

«Es horrible», dice Miguel González, de 48 años, quien dejó a su mujer y sus cuatro hijos hace dos meses en Puebla, México, para hacer el peligroso viaje clandestino que lo llevó hasta Nueva York.  «No hay prácticamente nada de trabajo. En una semana, uno consigue sólo uno o dos», agrega.

Tres millones de habitantes de Nueva York (sobre una población de 8,3 millones) nacieron en el extranjero: 51,7% de ellos en América Latina, 26,1% en Asia y 17,3% en Europa, según estadísticas recientes. Y el número de indocumentados alcanza varias centenas de miles de personas. La crisis financiera en Estados Unidos va a impulsar un movimiento de desaceleración de la inmigración que comenzó hace dos años, señala la rama hispana del instituto de investigación Pew. «La construcción va a disminuir. Los restaurantes, las lavanderías, los salones de belleza tendrán menos demanda», estimó el demógrafo Andrew Beveridge, jefe del departamento de sociología del instituto educativo Queens College.   «En el sector de servicios, las empleadas de limpieza y las niñeras sentirán la diferencia», señaló durante una entrevista a AFP. 

Nancy Foner, socióloga del Hunter College en Nueva York, destaca a su vez que la crisis del crédito afectará especialmente a las familias de inmigrantes que intentan comprar su primera vivienda.  «Son vulnerables porque si uno de los miembros de la familia pierde su empleo, se les hace muy difícil pagar un préstamo», dijo. En Queens, un distrito del este de Nueva York que tiene una mayoría de italianos y griegos, Tom Georgeou, de 47 años, propietario de una carnicería, se compadece del recién llegado.   «Son raros los que consiguen contrato, ciertamente no en restaurantes, ni en la carnicería ni en pescaderías», dice este griego inmigrado hace casi 40 años.

Gigi Cervegnano, de 61 años y llegada de Italia cuando era una niña, le advierte a los posibles inmigrantes que ella acaba de perder un empleo que tenía desde hace dos años en una empresa de marketing y que perdió 50.000 dólares de su fondo de retiro a causa de la caída de la bolsa.

Crisis sector construcción

Durante la presentación de un informe  de la inmigración en el siglo XXI en París,  el secretario general de la OCDE, José  Gurría, aludió al segmento de población inmigrante  y se mostró convencido de que sufrirá el hecho de que «la demanda va a disminuir» como consecuencia de la parálisis en este sector en países occidentales.