Efectos del Niño, La Niña y el cambio climático

Efectos del Niño, La Niña y el cambio climático

Los eventos El Niño y La Niña son probablemente los más importantes fenómenos meteorológicos del planeta. Puesto que ocurren en la franja intertropical, el área media de la Tierra, entre los trópicos de Cáncer y de Capricornio, su localización les permite alterar la meteorología en ambos hemisferios, inclusive, muy lejos a donde se originan. Sus efectos pueden ser: frescos o calurosos, húmedos o secos, frescos y secos, calurosos y húmedos, frescos y húmedos, calurosos y húmedos, dependiendo de si es uno u otro y de la región de la Tierra donde se manifiesten.
El Niño Oscilación Sur, ENOS, que incluye ambos eventos, cambia la lluvia tropical, altera los patrones de vientos que soplan en los dos hemisferios, afectando el clima en gran parte del mundo. De esta forma la corriente de chorro (jet stream) que ondulando cruza los Estados Unidos de América, se traslada hacia el sur o al norte pero esa corriente no solo pasa por ese país, sino que continúa y separa regiones frías de calientes en el hemisferio norte de la superficie terrestre.
De acuerdo con los mapas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, EE.UU. (noaa.gov) en los años de El Niño “normal”, durante invierno en el hemisferio norte de América, generalmente el oeste Canadá y Alaska es menos frío que también afecta el norte de los grandes llanos estadounidenses; el sur de los EE.UU., es húmedo y fresco, sin embargo, no parece tener influencia en la RD. En el hemisferio sur, el noreste de Brasil sufre sequía, mientras que de Uruguay, el Mar del Plata y algo al sur de Buenos Aires es húmedo.
En verano, junio a agosto, Las Antillas Mayores y Menores sufren calor y sequía que se extiende hasta al norte de Colombia y Venezuela; en la costa occidental de Colombia hasta el desierto de Atacama es caluroso, mientras que al sur y norte de Santiago de Chile resulta húmedo.
Asimismo, la NOAA, muestra que los episodios de La Niña en invierno (diciembre a febrero) en el continente americano son: Al oeste de Canadá que para El Niño era menos frío, ahora es frío penetrando en el norte de los grandes llanos; el sur de los EE.UU., es caluroso y seco, para nosotros tampoco parece tener ningún efecto. En América del Sur el oeste de Colombia es frío y seco, el noroeste de Brasil así como las Guyanas y los Llanos venezolanos son húmedos; mientras que al norte y sur de Río de Janeiro es fresco a frío.
En verano (junio a agosto) La Niña “normal” no parece afectar Canadá ni los EE.UU., pero la RD, Centro América y el norte de Suramérica son húmedos y frescos, las costas oeste del sur de Colombia, Ecuador, Perú y el norte de Chile resultan fríos, la zona Uruguay a Buenos Aires es seca, extendiéndose bastante al sur y al oeste de esta línea imaginaria.
Hemos limitado la descripción más o menos detallada al continente americano pero la ocurrencia de estos fenómenos afecta en invierno o en verano regiones de África, Tailandia, Vietnam, Indonesia, Australia y China. Hay que tener presente que El Niño y La Niña son solamente uno de muchos factores que modifican el clima en estos países o regiones, por tanto, sus efectos no son siempre los típicos consignados en los mapas citados. Nótese que también ocurren fenómenos “fuertes” de ambos, por ejemplo, en el 2015-2016 tuvimos un El Niño “fuerte” que hizo transición a una “fuerte” La Niña alrededor de agosto 2016 cubriendo el resto de los meses de ese año y comenzando a debilitarse en 2017. En consecuencia, tuvimos meses muy húmedos y frescos en noviembre y diciembre recién pasados, lo que discrepa de las situaciones “normales” consignadas en los mapas de la NOAA.
El cambio climático, especialmente en lo que se conoce como calentamiento global, léase, aumento de la temperatura promedio del planeta, es sospechoso de afectar los fenómenos: El Niño Oscilación Sur. Ciertamente, el número y la intensidad de los efectos extremos de El Niño ha aumentado en las últimas décadas, no obstante, el período de mediciones no es suficientemente largo para asegurar que estamos frente a un caso permanente, definitivo, de causa-efecto. Por tanto, no hay consenso entre los científicos pues se han planteado varios escenarios alternativos que pudieran dar origen a esos aumentos, siendo así, al paso del tiempo El Niño podría volver a la normalidad.

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