Efeso y sus vínculos con la cristiandad

Efeso y sus vínculos con la cristiandad

JOTTIN CURY HIJO
En la costa oeste del Asia Menor todavía se observan vestigios de edificaciones que datan de varias centurias antes de Cristo. Al norte de las escarpadas montañas donde actualmente se halla la ciudad turca de Kusadasi, en Efeso, se encuentran valiosos testimonios del arte y la cultura grecorromana. Resultan sorprendentes los conocimientos hidráulicos de aquella época, cómo los romanos construían grandes acueductos y desviaban el cauce de los ríos para satisfacer sus necesidades. Las tuberías que empleaban para la distribución del agua, la armónica repartición de los espacios de sus viviendas, así como el concepto urbanístico empleado para la construcción de plazas públicas y mercados, reflejan los avances técnicos de aquel entonces.

Las ruinas del templo de Artemisa, cuya descripción ofrecida por Plinio siempre fue considerada exagerada hasta que el ingles J. T. Wood descubrió sus ruinas y confirmó lo apuntado por el escritor romano, demuestran claramente que era una de las maravillas del mundo antiguo. Dicho santuario fue incendiado en el 356 antes de Cristo por Eróstrato, un fanático religioso que pretendía alcanzar fama inmortal. Posteriormente fue reconstruido en el mismo lugar, hasta que fue finalmente saqueado y destruido por los godos, y en la actualidad apenas queda erguida una de sus columnas, desafiando los implacables efectos del tiempo.

Asimismo, los vestigios de uno de los palacios construidos en honor del emperador Adriano, y también los de una de las principales bibliotecas de la antiguedad, del Odeón, la Fuente de Trajano, así como muchos otros que todavía causan asombro, los encontramos en la actual Turquía. Sin embargo, permanece en buenas condiciones uno de los mayores anfiteatros romanos, escogido por artistas internacionales de la talla de Elton John, Luciano Pavarotti, Julio Iglesias y otros, para presentaciones especiales. La influencia del arte helénico, su impactante concepto del urbanismo, marcó decisivamente a la cultura romana y a todas las que le sucedieron.

Pero al margen de las impresionantes huellas materiales que nos quedan de aquella época, lo que más conmueve al visitante es la importancia religiosa de Efeso. Allí se encuentra la tumba de San Juan, quien escribió uno de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento precisamente en aquel lugar. Sobre su sepulcro, el emperador Justiniano hizo levantar una impresionante basílica que llegó a rivalizar con la de Santa Sofía, pero a diferencia de ésta última, la del apóstol San Juan se encuentra actualmente en ruinas.

En la localidad de Efeso también se ve la casa donde la Virgen María vivió sus últimos años. Las excavaciones que se han realizado en ese sentido, arrojan pruebas tan contundentes, que el Vaticano ha tenido que reconocerlas como buenas y válidas. Fue precisamente el apóstol Juan, quien conforme al mandato que le confirió Cristo en el capítulo 19, versículos 26 y 27 de su propio Evangelio, se encargó de llevar a la Virgen a una encumbrada colina en Efeso, donde permaneció hasta el día de su muerte, que se estima entre la edad de 60 y 70 años.

Más todavía, San Pablo se estableció durante algún tiempo en dicha localidad y desde allí predicó en múltiples ocasiones. Además, fue en Efeso donde se celebró el tercer Concilio de la Iglesia Cristiana que condenó el nestorianismo, doctrina que sostenía que la Virgen María no podía ser la madre de Dios, en razón de que su naturaleza divina provenía únicamente del Padre.

En definitiva, esta zona del Asia Menor no es solamente rica en monumentos históricos, sino también de acontecimientos religiosos que han sido fundamentales para el mundo occidental. Turquía, país occidentalizado en la medida de sus posibilidades por Mustafá Kemal Ataturk, guarda grandes sorpresas y secretos que vale la pena explorar.

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