Eficiencia policial

Eficiencia policial

He dicho ya otras veces, y vale la pena volver a repetirlo, que con sus excesos y defectos  tenemos una Policía razonablemente eficiente, que resuelve los casos que se propone resolver,  pero que existe la percepción de que  solo lo hace  cuando quiere   o se ve obligada por las presiones de la opinión pública, que se alborota cuando las víctimas de la desbordada delincuencia son figuras conocidas. Los ejemplos  abundan, pero hablemos del  mas reciente: el asalto del que fue víctima  la Defensora del Pueblo, la doctora Zoila Martínez, a quien varios hombres despojaron de su yipeta. Menos de una semana después del hecho, del que la funcionaria  todavía no se recupera (ayer reveló que está en manos de un sicólogo para que le ayude a superar el mal momento), el portavoz  de la Policía, el general Nelson Rosario, anunció el apresamiento de dos hombres a los que acusa de haber  participado en el asalto, pero también la recuperación de la yipeta, localizada en Cabo Haitiano “gracias a una ardua labor desplegada por los oficiales dominicanos y la colaboración de los hermanos de la Policía Haitiana”. Se trata, según las explicaciones ofrecidas por el portavoz, de una banda que opera de este y aquel lado de la frontera, que utiliza, según revelaron los  detenidos a los investigadores, siete u ocho puntos  que carecen de vigilancia.  Otro buen  trabajo de la Policía  que merece nuestras felicitaciones, que ojalá se hagan extensivas  “a los hermanos de la Policía Haitiana”, sin cuya colaboración no hubiera sido posible recuperar  ese vehículo y cerrar el caso. ¿Pero actuará    con la misma  diligencia y buena disposición con la que actuó en el caso de la Defensora del Pueblo si la próxima víctima es un ciudadano común y corriente? Usted y yo, querido lector, sabemos que no, pero ahora  sabemos también que cuando la Policía quiere puede ser muy eficiente. Lo lamentable es que no pueda ser así siempre, y en todas las circunstancias.

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