Es la jueza más joven de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) y la segunda sustituta del presidente del alto tribunal. Tiene sobre sus hombros la comisión de igualdad de género del Poder Judicial y con el equilibrio que representa la diosa Themis, sabe combinar esas funciones con las de esposa, madre y abuela.
Lo anterior alude a la magistrada Eglys Margarita Emurdoc Castellanos, quien asegura nunca haberse sentido discriminada por ser mujer, en los casi 29 años que tiene en el tren judicial.
Mi vida en la justicia realmente no ha sido más o menos traumática que la de un hombre, precisa la mujer, que con sólo 55 años se encuentra en la cúspide de su carrera, donde ha llegado por su integridad, esfuerzo y preparación.
Narra que inició como juez de Paz en su natal San Francisco de Macorís, siete meses después de graduarse de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en el 1979.
Un año después pasa a la fiscalía del mismo pueblo como ayudante del procurador fiscal posición de la que dice que guarda muchísimas gratificaciones y malos momentos.
De ahí pasa a la Cámara Civil del Juzgado de Primera Instancia de donde fue a ocupar la posición que hoy ostenta como Juez de la Primera Cámara.
La transición. El cambio más drástico para Eglys y su familia, sobre todo sus tres hijos, lo representó el cambio de vida que tuvieron que asumir tras su designación como juez de la SCJ.
En el pueblo uno se dedica más a los hijos, yo les ayudaba con la tarea y de pronto se produce el cambio de ciudad porque venimos a vivir a Santo Domingo y mi ausencia en los primeros años por la intensidad del trabajo, recordó, pero de inmediato exclamó pero eso ya pasó y estamos bien!.
Mujeres en la justicia. Desde el año 2007 bajo la responsabilidad de Eglys está la Coordinación de la Comisión de Equidad de Género del Poder Judicial, desde la que realiza importantes trabajos. Aunque está en pañales aún, la magistrada Eglys dice que las mujeres en la justicia son el 49% y en la SCJ el 35%, ya que en el alto tribunal están las juezas Margarita Tavares, Ana Rosa Bergés, Dulce María Rodríguez y Enilda Reyes.
De su experiencia como mujer en la justicia, Eglys dice que cuando se inició eran pocas y siente orgullo al ver lo que hasta hoy han logrado.
Igual satisfacción siente por ser miembro de la actual SCJ, gestora de importantes cambios en el Poder Judicial.
Del pueblo a la ciudad
¿Qué significó el paso a la Suprema Corte?
Toda mi vida he sido juez pero el cambio en la familia fue drástico, sobre todo para los niños por lo que representó, no podía compartir tanto con ellos como los tenía acostumbrados.
¿Y como persona?
No fueron muchos, pero tuve que dejar mis jeans, siempre los usé para trabajar pero al llegar a la SCJ se acabaron. Ahora los uso desde que llego a casa porque es la prenda de vestir que encuentro más cómoda.
¿Ha sido discriminada por ser mujer a lo largo de su ejercicio?
Nunca. En un momento fue discriminada por ser joven, pero demostré que era tan juez como mis compañeros en la Corte de Apelación de San Francisco de Macorís. Por eso digo que no se trata de ser mujer en estos tiempos sino de estar capacitadas.
¿Qué experiencia de inicios nunca olvida?
Cuando pasé por la Fiscalía el equipo con que trabajaba se caracterizó por ser muy garantista y eso era difícil en una Policía que venía de los 12 años de Balaguer.
¿Quién dicta las sentencias en la casa, usted o su esposo?
En realidad soy de poco hablar pero cuando lo hago hay que escucharme.
Orgullo de mujer
El incremento del sexo femenino en la nómina del Poder Judicial ha sido de gran satisfacción y orgullo para la magistrada Eglys, quien ha sido testigo del avance del género en ese estamento.
Igual orgullo muestra por ser miembro de la actual Suprema Corte de Justicia, porque siempre estuvo interesada en ver un cambio en la justicia que estuvo por años en una especie de España Boba y ese sueño se comenzó a materializar cuando en la madrugada del 4 de agosto del 1997 fue mencionada entre los 16 jueces que han logrado revolucionar el Poder Judicial logrando importantes avances 12 años después.