EGON SCHIELE Y BASQUIAT, GENIOS DEL EXPRESIONISMO…..

EGON SCHIELE  Y BASQUIAT, GENIOS DEL EXPRESIONISMO…..

La Fundación Louis Vuitton de París, ofrece en esta apertura del año 2019, un exposición de dos emblemas geniales del expresionismo.Schiele y Basquiat.

Las obras de estos dos artistas del siglo veinte están presentadas marcando un espacio preciso para cada una de ellas, ya que la intensidad y la fuerza que les caracteriza se merece una presentación razonada , individual y personal.
El todo París de las artes, coleccionistas privados, en general ,empresas y mecenas, y público general han acudido con pasión a la exhibición y por estas fechas ya se cuenta con más de medio millón de visitantes, según informa la directora artística de la Fundación Vuitton Madame Suzanne Pagé.
Los dos artistas vivieron una juventud atormentada y compleja, cuyas muertes les esperaba a temprana edad.
Basquiat murió con 28 años y Egon Schiele con 28, el primero víctima de una sobredosis, y Egon de una fuerte gripe, en vísperas de la primera guerra mundial de 1914.
Schiele, abriendo el siglo veinte en pleno dominio del Imperio austro húngaro, recibe sus primeras enseñanzas visuales de Klimt quien le influenciará por poco tiempo, hasta que Schiele rompa por completo con el formalismo estético del maestro de Viena.
Frágil de salud, y con una síquis muy delicada, Schiele, investiga y traduce sus propias imágenes del cuerpo, con expresiones anatómicas desconcertantes inspiradas de las atormentadas reflexiones emocionales.
Sus cuerpos , sus figuras desnudas, llaman la atención, marcan el drama y la tragedia. Sus trabajos se ejecutan con una gran diversidad de técnicas como la gouache, el crayon gras, para realzar las figuras que parecen surgir del imaginario de un intelectual freudiano.
Todos los rostros humanos de hombre o de mujer, intentan decir algo bajo el grito, el silencio, el asombro, el dolor.
Schiele tiene el duende suficiente para captar el conjunto de esos sentimientos humanos y convertirlos en sujetos visuales que transmiten ese estado de ánimo y aterrizarlo en obra con la fuerza expresionista que identifica su factura.
La obras de Basquiat nos llegan setenta y cuatro años después. Desde la ciudad de New York. Jean Michel Basquiat, de padre haitiano y madre puertorriqueña, resalta desde las calles, los metros y los barrios la indignación frente al racismo, a la exclusión de los negros, por un sistema que más allá de los derechos cívicos, reivindicados por Martin Luther King, no supo instaurar un sistema de convivencia singular y plural que tome en cuenta la oportunidad creativa y pensante que ofrece la diversidad.
Basquiat es un indignado, un rebelde, a flor de piel.
Inteligente y tierno, recogerá el grito de las calles de los excluidos y lo llevará como bandera de su propia condición.
Autodidacta y forjado en la vida urbana, arropado en una sobrevivencia de trabajos efímeros de D.J., de músico, hasta conocer a Andy Warhol, quien lo presentará al club de los 27, donde conocerá a Jim Morrisson, y a todos sus integrantes.Convirtiéndose así en artista vanguardista y a la vez en musa de la vida de la Gran Manzana.
Lo que ha interesado a Suzanne Pagé, en el montaje de esta exhibición que cuenta 100 obras de Schiele y 120 de Basquiat, es como las incidencias de la vida hacen cuerpo con el arte, y como el arte dice mucho más que los estilos y las técnicas y de los movimientos, porque en la vida de estos dos genios del siglo veinte, se imponen reflexiones sobre la vida y la muerte.
En el caso de Basquiat es escalofriante pensar que en el mismo año de su muerte, 1988, ejecutara la obra …. Riding with the death…Y que, en 1914, año de la muerte de Schiele, este pintara sus famosos …Girasoles marchitos…
Queremos resaltar aquí que los dos artistas eran unos dibujantes compulsivos , con la necesidad casi clínica de transmitir todo lo que sentían, con una obsesión permanente enfocada en sus autorretratos, que los dos ejecutaban con mucha rabia en el pulso y mucha rebeldía.
Para Schiele, los cuerpos se manifiestan atrofiados en sus anatomías, y para Basquiat, el sujeto negro centra todos sus dibujos y telas como una reivindicación del honor perdido.
Los dos artistas de orígenes sociales y culturales distantes, de dos culturas diferentes y muchas veces ajenas, de dos períodos históricos antagónicos, han podido convencer y atraer a los coleccionistas millonarios de sus épocas que hoy día guardan como tesoros estas obras.
El patrimonio dejado por estos dos enfant terribles del expresionismo cuenta con 1000 cuadros y 2000 dibujos en el caso de Basquiat, y con 300 pinturas y 3000 trabajos sobre papel, para Schiele.
Todo producido en un promedio de 20 años de vida artística…….
Según las palabras de Suzanne Pagé, constituir esta muestra ha sido un camino complejo, porque al tener una valoración tan alta pocas aseguradoras, querían tomar el riesgo y pocos coleccionistas prestarlas.
Sin embargo, con expresión de mucho orgullo e inteligencia nos confesó en un a francés exquisito y lleno de humor…Les vrais ont accepté…..Los de verdad aceptaron…Es decir los que consideran tener arte primero …y luego capital…
El conjunto de las obras de estos dos genios confirma la dimensión trágica del expresionismo, brindando la oportunidad para el público de acercarnos a dos lenguajes visuales singulares donde se impone el misterio de la expresión gráfica como un recurso de mayor conocimiento de los procesos existenciales de dos artistas que fueron sellando sus vidas con obras fundamentales sobre los cuestionamientos espirituales, metafísicos y síquicos.
Shiele surge de la crisis de la descomposición del imperio austro húngaro, en unos años, de choques ideológicos, que van a conducir a Europa hacia dos guerras mundiales, con la tragedia de la segunda…
Basquiat manifiesta en sus obras toda la rebelión de esa generación urbana de los setenta ochenta de los Estados unidos, hijos de la migración y de la diversidad.
Dos genios que antes que muchos, expresaron, en sus obras sus inquietudes , dudas y dolores, con la veracidad y la autenticidad de una ejecución visual liberada de toda complacencia, al servicio de un sentimiento.

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