ROMA (dpa).- La última imagen que los italianos vieron del rehén en la televisión mostraba a un hombre joven sin afeitar, con una camiseta marrón y los ojos vacíos y tristes. Dos días después, el agente de seguridad de 36 años estaba muerto por un tiro en la nuca disparado por milicias iraquíes.

«Sangre en Italia», titula hoy con indignación el periódico romano «La Repubblica». El ministro del Exterior, Franco Frattini, opinó con sentido nacionalista: «Murió como un héroe».

El país está en estado de shock, y en vista de la dura posición del gobierno, ahora todos se preguntan qué va a pasar con los otros tres rehenes italianos.

Fabrizio Quattrocchi, que había viajado a Irak apenas a principios de abril, sabía que se metía en un negocio peligroso. El motivo que lo atrajo allí fue la gran cantidad de dinero que le ofrecían y no le dijo a su familia adónde iría.

«Ganaba 10.000 euros al mes (casi 12.000 dólares)», explica «La Repubblica», «pero a cambio ponía su vida en peligro». Quattrocchi, fan de la lucha libre, había trabajado antes en Génova como agente de seguridad, como portero en locales nocturnos, pero en los últimos tiempos se había desempeñado como panadero. Antes había querido ser enviado a Afganistán, pero el Ejército lo rechazó.

Los secuestradores hicieron realidad muy rápido sus amenazas. Roma ha puesto desesperadamente a trabajar a sus servicios secretos para encontrar canales de contacto con ellos. «Esperábamos que se tratara de combatientes tribales locales», cita la prensa a un experto. «Pero al final todo parece indicar hacia una banda de presuntas guerrillas sunitas».

En Italia está aún muy fresco el recuerdo de lo ocurrido en noviembre pasado, cuando en un ataque suicida murieron en Nasiriya 19 italianos. Los muertos fueron honrados como héroes al volver a casa.

Incluso después de la toma de rehenes, el primer ministro, Silvio Berlusconi, sigue muy duro en su posición y prometió no modificar nada en la misión de sus 3.000 soldados en Irak.

Por el momento, la izquierda no ha salido a la palestra, pues en tiempos de guerra y necesidad a la oposición no le gusta atacar. Mientras tanto, la población espera indefensa y con nerviosismo las próximas noticias: los secuestradores ya han amenazado con más muertes.

[b]Liberan japoneses; matan diplomático[/b]

BAGDAD (AFP).- Tres rehenes japoneses fueron liberados este jueves en Irak, algunas horas después de la ejecución de un rehén italiano, y un diplomático iraní fue asesinado en Bagdad en momentos en que una delegación enviada por Teherán intentaba resolver la crisis entre el jefe chiíta Moqtada Sadr y las fuerzas norteamericanas.

Los canales de televisión Al Arabiya y Al Jazira difundieron un mensaje atribuido a Osama bin Laden, jefe de la red terrorista Al Qaida, que propone «la paz» a los países europeos que se comprometan a «no agredir a los musulmanes», designando en primer lugar a aquellas naciones que tienen tropas en Irak. Los principales dirigentes europeos descartaron de inmediato cualquier negociación con Al Qaida.

En Irak, tres japoneses, dos hombres y una mujer, que habían sido retenidos como rehenes hace una semana, fueron liberados y entregados al Comité de los Ulemas (sunita) en Bagdad, que a su vez los condujo a la embajada de Japón.

Al Jazira difundió un vídeo de los tres rehenes liberados, en el que aparecen en buen estado de salud. El gobierno japonés confirmó la liberación.

Noriaki Imai, de 18 años, Nahoko Takato, de 34, ambos cooperantes, y el fotógrafo Soichiro Koriyama, de 32, fueron secuestrados el 8 de abril cerca de Faluja, bastión de la rebelión sunita sitiado por las tropas norteamericanas.

Un diputado de la oposición japonesa declaró el miércoles que otros dos japoneses habían sido secuestrados en Irak. El gobierno japonés indicó que se esforzaba en confirmar esta información.

Tras la liberación de sus tres ciudadanos, el gobierno japonés, al que los secuestradores exigían retirar sus tropas de Irak, reiteró que no cederá al chantaje. «Nos mantendremos firmes», declaró el ministro de Relaciones Exteriores, Yoriko Kawaguchi.

Por otra parte, el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, confirmó el miércoles la muerte de uno de los cuatro rehenes italianos en Irak, Fabrizio Quattrocchi. Poco antes, Al Jazira afirmaba haber recibido un comunicado de los secuestradores en el que aseguraban que habían matado a uno de esos rehenes.

En Bagdad, el primer secretario de la embajada de Irán, Jalil Naimi, fue asesinado por desconocidos cerca de la sede diplomática. Este asesinato se produce al día siguiente de la llegada a la capital iraquí de una delegación del ministerio iraní de Relaciones Exteriores.

Teherán anunció el miércoles que Estados Unidos le había reclamado ayuda para intentar resolver la crisis entre la coalición encabezada por Washington y el jefe rebelde chiíta Moqtada Sadr, así como para contener la violencia en Irak.

El jefe de la misión, Hossein Sadeghi, declaró a la AFP que «probablemente» existía un vínculo entre su presencia en Bagdad y el asesinato del diplomático.

La coalición reconoció que hay negocaciones en curso con Moqtada Sadr, aunque el general norteamericano Ricardo Sánchez, declaró que no se podía «descartar el uso de la fuerza» contra la milicia del líder chiíta.

Por otra parte, el jefe de estado mayor conjunto estadounidense, general Richard Myers, anunció el envío de tropas norteamericanas adicionales a Irak para hacer frente a los problemas vinculados con la seguridad.