LUIS EMELIO MONTALVO ARZENO
Los que fuimos embajadores en ese hermoso y avanzado país latinoamericano que se llama Argentina nos hemos mantenido muy unidos desde el punto de vista de los afectos y de la visión política con respecto a un país al cual le tomamos cariño y lo consideramos un modelo de desarrollo para muchos de nuestros países con aspiraciones hacia el progreso.
Estas elecciones presidenciales en que fue electa la ilustre Primera Dama, la señora Cristina Kirchner, nos enseña mucho acerca del destino de nuestros países y en concreto de este país que se llama República Dominicana. He aprendido que en Argentina se percibía que el presidente Kirchner había realizado una excelente y valiente gestión como hombre de transición, en medio de renuncias y huidas de otros que no soportaron las presiones del momento, producto de gerentes irresponsables y aliados a la corrupción del status quo.
Cristina aprendió de la gestión de su marido. No fue la preferida de la oligarquía ni de un renglón importante de la alta clase media acomodada conservadora de la Argentina. Percibimos por confirmaciones de antiguos amigos de la sociedad argentina que ahí había un rechazo a Cristina de sectores minoritarios incrustados en el neo-liberalismo conservador, y una preferencia hacia ella de las grandes mayorías de esa clase media y baja, y de esas grandes mayorías del pueblo que entendían que la gestión de Cristina se orientaba hacia nuevas reformas aprendidas durante la gestión de su marido Néstor Kirchner, que éste no tuvo las coyunturas para realizarlas.
Finalmente triunfó esa tendencia que tampoco se pintaba en la línea chavista, de esos nuevos profetas transitorios que aparecen como cometas del momento en el cielo latinoamericano.
En la República Dominicana estamos en momento de grandes decisiones entre un PLD neoliberal, corrupto y azarado por el afán reeleccionista de un Presidente fracasado y la oferta sincera y transparente de un PRD más compacto y unido que nunca, que representa los intereses más genuinos del pueblo y de la esperanza nacional; aliados a un sector externo de clase media liderado por reconocido el médico de hoja limpia, que se llama José Joaquín Puello Herrera.
La oferta comprometida se llama Miguel Vargas Maldonado, un candidato que ha sellado su compromiso de transformar el país con las medidas que ha asumido desde este momento ante testigos de su partido del más alto nivel de confiabilidad que goza el país, como son los doctores Hugo Tolentino, Enmanuel Esquea Guerrero y Milton Ray Guevara. A esto se suma el apoyo de líderes que garantizan el triunfo del partido blanco tales como Milagros Ortiz Bosch, Fello Suverbí, Virgilio Bello Rosa, Alfredo Pacheco, los cuales tienen el carisma suficiente junto a la alta dirigencia del partido liderada por el brillante joven Orlando Jorge Mera, para arrastrar la nueva generación de jóvenes perredeístas y los viejos robles para involucrarse en la campaña 2008 que sellará el triunfo avasallante de Miguel.