¿Ejemplo de democracia?

¿Ejemplo de democracia?

FIDELIO DESPRADEL
La atención de los sectores activos del país estuvo concentrada en los resultados de las elecciones internas del PLD. Como ejemplo para la democracia dominicana, las calificó el presidente de la Junta Central Electoral. Si pidieran su parecer al pueblo y a todo su litoral progresista, diría algo como “más de lo mismo”. “Para muestra basta un botón”, reza un dicho popular. Tomemos pues unas declaraciones de don Elías Serrulle, dirigente y diputado de Santiago, para tratar de poner las cosas en su justa dimensión.

Dice don Elías Serrulle (Hoy, del 14 de mayo): “Este PLD no estaba preparado para que fuera maniobrado por los extremistas que le hicieron a Don Juan (Don Juan Bosch, en el fraude de 1990, F.D.) lo que le hicieron, y que ahora se encuentran al lado de quien de ellos es su líder. Se refería don Elías a muchos de los altos cuadros políticos, especialistas en robar elecciones, graduados en la escuela del Dr. Balaguer, muchos de los cuales ocupan altas posiciones en el actual Gobierno, entre ellas el BNV, y que hoy tienen al Dr. Fernández como su líder. Y se refería específicamente don Elías al fraude en las elecciones de 1990, ganadas por el profesor Bosch y escamoteadas descaradamente por el Dr. Balaguer.

Lo que se ha visto en cada una de estas elecciones “ejemplares”, cuyos protagonistas principales son las cúpulas de los tres partidos que monopolizan la vida política del país, es para ruborizar al más lego o dormido de los ciudadanos. Pero algunos connotados miembros de la Junta y demás instituciones facilitadotas de este estado de cosas, encuentran siempre un ángulo de enfoque, donde lo malo se presenta como bueno, continuando así en su labor de pervertir la conciencia ciudadana, hasta el punto de que esta no pueda reaccionar ante el cúmulo de ignominias que a diario se suceden en este pateado país.

Porque las elecciones internas de los tres partidos, y de algunos otros partiditos que medran a la sombra de los tres troncos, son sólo un episodio más en la pendiente de degradación de la vida económica y política, propiciada por quienes dominan, casi absolutamente, los hilos de la vida política, económica, social y cultural de la República Dominicana.

Cuando logremos presentar en el escenario de lucha y electoral un movimiento o fuerza política que exprese una ruptura radical con este pasado, entonces la verdadera conciencia cívica ciudadana, hoy adormilada, se levantará vigorosa, planteándose así la posibilidad real de resistir el hundimiento del país, acumulando fuerzas para cambiar el rumbo que nos han impuesto a los dominicanos y dominicanas.

¡Porque es extraordinario el límite de “aguante” de nuestra sociedad en relación a su situación y al sistema político que garantiza la producción y reproducción del modelo económico, político, ético y cultural que nos han impuesto! ¡Extraordinario!

Hecho tras hecho; encuesta tras encuesta, la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas muestran diáfanamente lo que piensa y siente: Que la corrupción es práctica generalizada y que el gobierno, sea éste o los anteriores, no la combate sino que la fomenta; piensa la gran mayoría que la situación económica del país está mala o muy mala, así como su situación económica personal, y que en el futuro estará peor; plantea machaconamente esta gran mayoría que sus necesidades más sentidas son la educación, la salud, nuevas fuentes de trabajo, seguridad ciudadana, los apagones y así una lista de demandas de la misma naturaleza.

Con honrosas excepciones (que sólo sirven para confirmar la regla) todos los funcionarios de niveles superiores y medios, incluyendo las más altas esferas del Estado y Gobierno, carecen de una visión de país, improvisan e imponen “soluciones” como la del Metro y todas las relacionadas con la “revolución democrática” del actual Presidente, ocupándose tan sólo de garantizar su poder y sus puestos y fomentar las más insólitas formas de corrupción y de prostitución de la conciencia ciudadana.

Gobierno tras gobierno le dan la espalda a los reclamos y necesidades sentidas de las grandes mayorías. Sin embargo, el sistema político se mantiene, mostrando una gran capacidad de reciclaje, a pesar de que cada gobierno y cada camada de burócratas, lleva cada vez más lejos los niveles de corrupción y su alejamiento del sentir mayoritario del pueblo dominicano. Las últimas elecciones internas del PLD, de las cuales se quejaba amargamente don Elías Serulle, son sólo una muestra, muy significativa, de la inmensa involución de las cúpulas del país. ¿Pero ha habido, en las últimas décadas, algún proceso electoral donde toda esta inmundicia no haga presencia?

Hasta ahora, un inmenso presupuesto mediático de adormecimiento de la conciencia ciudadana ha logrado, no sólo pervertir esta conciencia sino adocenar y sumir en la pasividad a los espíritus más avanzados y rebeldes. ¿Cuándo lograremos romper este cerco de hierro? Me referiré a este tema en el próximo artículo.

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