Ejemplos contrapuestos

Ejemplos contrapuestos

VLADIMIR VELAZQUEZ MATOS
Es una realidad irrefutable para quien tenga la cabeza bien puesta sobre sus hombros, que hoy vivimos momentos muy amargos (tal vez macabros) en cuanto a lo que debería ser el sano accionar de una nación aspirante al desarrollo, siendo testigos de primera fila de las inconmensurables dificultades creadas ex profeso en el ámbito político, en la carencia absoluta de seguridad ciudadana y en todo este desorden institucional mayúsculo que ahora empieza dificultosamente a encarrilarse después de cuatro años de festinada y mafiosa rapiña.

Advertimos impotentes que una amenaza letal, peor, creemos, que el mismo terrorismo, está presta a engullirnos hasta los mismos tuétanos; un mal de males tan corrosivo e invasor como podría serlo un cáncer, haciendo metástasis en el ‘corpus social’ y arrasando lo más sagrado que atesora cualquier sociedad, es decir, sus valores morales en todos los órdenes, tirando por la borda la lucha titánica que a través de la historia han ofrendado con desinteresado amor muchos de nuestros hombres y mujeres insignes.

Pero en el presente artículo, amables lectores, no vamos a analizar un problema que sería prolijo debatir en estas líneas, sino a establecer las diferencias existentes en un sector importantísimo de la población, como lo son sin duda los jóvenes, entre los que ciertamente esos males o antivalores a los que nos referimos han lacerado de manera lamentable, tal y como vimos en días pasados, cuando dos muchachitos de «papi y mami» se mataron en la competencia aquella a «tequilazo limpio», pero no obstante eso y otras barbaridades más, como el show lésbico de las muchachas de la Lincoln o el paseo encueros de los cinco manganzones en esa misma vía, hay otros muchos jóvenes, incontables, que se han dado a la tarea de superarse, de crear con sus conocimientos y talento un espacio que los lleve a ser modelos dignos a seguir por otros, convenciéndonos de que no todo está perdido, pues todavía hay reservas suficientes para cubrir esos enormes vacíos que sin duda existen.

Y es por ello que nos vamos a referir a una persona muy joven, una talentosa actriz, dramaturga y directora teatral quien hace unas pocas semanas, primero en Santiago y luego aquí en Santo Domingo, en el auditorio Enriquillo Sánchez, escenificó una obra de su propia autoría y la cual ha tenido resonantes éxitos en escenarios internacionales, mostrando el sufrimiento y tribulaciones de las mujeres dominicanas que salen de este lar natal a buscar mejores condiciones de vida: tal es María Isabel Bosch Aybar y su obra «Las viajeras».

No somos duchos en materia actoral y dramatúrgica, pero a nuestro humilde modo de ver, en María Isabel Bosch se aúna el gran talento artístico e intelectual que ella lleva en sus venas de parte y parte, con el más cuidadoso, diligente y profundo estudio de lo que es la actuación, de lo que es recrear mediante el desdoblamiento de múltiples caracteres disímiles que ella sabiamente acompaña con las casi infinitas inflexiones de su voz y el movimiento escénico, con los cuales la artista hace alardes de un dominio absoluto de su herramienta de trabajo, que no es más que su propio cuerpo, dando la impresión, en muchos momentos de esa pieza, de ser una consumada mimo o bailarina clásica.

En fin, quienes tuvimos el privilegio de disfrutar de esta excepcional obra y artista pudimos apreciar lo que puede dar esta juventud impetuosa y trabajadora, entre la que incluiríamos a la violinista Aisha Sued, hoy en la escuela de violín Yehudi Menuhin, de Londres; al gran tenor internacional Francisco Casanova y a la soprano Antonia Chabebe; a los talentosos artistas plásticos Dustin Muñoz, Mayobanex Vargas o Julián Amado, o de bailarinas clásicas que hoy descuellan en importantes compañías a nivel mundial, como lo es Michele Jiménez, y a todos aquellos que luchan superándose profesionalmente en el ámbito laboral, de las ciencias y en el académico, demostrando que pese al descalabro moral evidenciado en tantos actos bochornosos como los mortales tequilazos de semanas anteriores, el narcotráfico y drogadicción, la lucha de pandillas juveniles (las naciones) o la esperpéntica oquedad de la alfombra roja de un importante evento dique «artístico», con todas aquellas opulentas damiselas (de silicón y alas de cucarachas) aparatosamente encorsetadas llamadas «megadivas» y sus plumíferos edecanes («las locas»), nuestra sociedad, insistimos, tiene modelos sólidos con qué salir hacia delante.

Enhorabuena para ti, María Isabel; sigue con paso firme hacia delante.

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