Hoy 
LOURDES CAMILO DE CUELLO
Santiago es ciudad modelo de la concertación. Sus autoridades desde el Síndico hasta el Gobernador, de distintas banderías políticas, mantienen una comunicación constante y armoniosa, con adecuada aceptación y definición de sus territorios, que defienden con celo, como caballeros.
El arzobispo, monseñor Benito de la Rosa Carpio, dirige el Consejo para el Desarrollo del Centro Histórico de Santiago de los Caballeros con sabiduría, paciencia, concertación y decisión gerencial como lo haría un sabio de la antigua Grecia.
El Consejo, con una dirección ejecutiva ejemplar en manos de Edwin Espinal, joven trabajador, abogado, escritor, genealogista, estudioso impenitente, cortés y caballeroso, es ejemplo para la juventud de ese pueblo.
Martina Tolentino, arquitecta y directora provincial de Patrimonio Monumental, acude a las reuniones donde surgen las directrices que norman el Centro Histórico de la ciudad. Terca en sus posiciones en defensa del Patrimonio Cultural, sus argumentos convencen mientras el síndico José Enrique Sued oye, argumenta y acoge sus propuestas, algunas veces a regañadientes.
Allí están todos juntos donde hay también representación de la PCMM, la de monseñor Agripino, líder del consenso de toda la República.
En Santiago creen en las autoridades, todos, sin soberbia; oyen a los demás; todos, sin sospechas, confían en los demás; todos tienen una sola mira: velar por que Santiago se convierta en un polo turístico envidiable.
Con el apoyo de distintos sectores, han reparado y pintado las fachadas de 1,700 edificios patrimoniales en corto tiempo.
Quieren corregir cualquier desafuero realizado en otra época. Han tomado orgullo de sus casas republicanas, del cuidado que sus propietarios les han otorgado, pero más aún emprenden planes y normas reguladoras.
Contar con profesionales como Danilo de los Santos, con un Centro León en manos de un Rafael Emilio Yunén, con empresarios como Félix García y Manuel Estrella, con médicos como Eliana Diná y Manuel Sánchez Español, dan confianza a gobiernos y ciudadanos.
En Puerto Plata han imitado a Santiago. Ya cuentan con un Plan de Rescate y Revitalización del Centro Histórico, dirigido por un ciudadano de origen italiano, preocupado por la ciudad, ya suya, donde ha hecho familia y fortuna, Vittorio Bedin se llama, quien junto a José Natalio Redondo y Juan Carlos Morales, del Cluster, el gobernador César José De los Santos y el síndico Walter Musa elaboran los documentos, los discuten y dan continuidad al plan trazado por ellos mismos en varios seminarios realizados con el experto Leo Orellana, facilitador excepcional de los centros históricos de Francia y América, junto al obispo, la comunidad y los artistas. Los auxilios vienen de todas partes, incluyendo de organismos internacionales.
Hoy Puerto Plata exhibe una infraestructura envidiable obtenida con el apoyo de la Secretaría de Estado de Turismo; falta organizar el aspecto cultural y rescatar sus casas victorianas y muchas otras cosas. Han retomado el desarrollo de la ciudad y con ésta el centro histórico. Van paso a paso con seguridad, con unidad para conseguir la meta propuesta.
Puede que en algún momento se incurra en equivocaciones; pero se corrige, sin arrogancias ni humillaciones.
Me preguntarán los amigos lectores: ¿Y en Santo Domingo? ¿Se concierta?
Dejamos ese tema para otro día, mientras les contaré de mi viaje a Trinidad Tobago, de La Isabela y de La Chocolatera en mis próximas entregas.
