Ayer los ciudadanos acudieron en orden a los recintos de votación para escoger autoridades congresuales y municipales. En varios puntos del país hubo incidentes violentos con balance de al menos cinco muertos y algunos heridos, protagonizados por activistas políticos armados. Esto ocurrió a pesar de que está expresamente prohibido acudir con armas a los recintos electorales. También fue desobedecida la disposición que prohíbe exhibir propaganda política en los centros de votación. La compra de cédulas se practicó con descaro en algunos recintos de votación y fue comprobada por observadores de entidades locales e internacionales, como Participación Ciudadana y la Organización de Estados Americanos.
Los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana se acusaron mutuamente de la compra de cédulas y de los incidentes violentos. Con esta práctica, cada partido trata de evitar que los electores voten por los candidatos del rival. De su lado, la Junta Central Electoral demostró nuevamente su capacidad para actuar dentro de los plazos del cronograma electoral. El material de los recintos electorales fue distribuido a tiempo y fueron aislados los casos de retrasos. A pesar de la complejidad de las boletas, la gente logró votar sin mayores inconvenientes. Los incidentes aislados no deslucieron el desarrollo general de la votación.
Una agenda necesaria
El desarrollo del proceso electoral que ha tenido como punto cumbre las votaciones de ayer para elegir autoridades congresuales y municipales aconseja que se coloque en agenda de prioridades una normativa para los partidos políticos. Ciertos factores influyentes, como el uso de los recursos oficiales por el partido en el poder y el secuestro de los derechos de elección o reserva de candidaturas, son asignatura pendiente para eliminar algunos de los vicios de nuestro ejercicio democrático.
Hay propuestas concretas, que los propios partidos políticos se han encargado de boicotear y manipular, que es necesario poner en agenda de debate si se pretende librar nuestra democracia de las debilidades que exhibe en cada proceso electoral. Se necesita un instrumento que lleve a los partidos a practicar la búsqueda de cuotas de poder a través de propuestas realistas de solución a problemas que afectan a nuestras comunidades.