Ejercicio electoral

Ejercicio electoral

Señor director:

Soy un ciudadano votante de aquellos que se enorgullecen de haber nacido aquí, de padres de aquí, casado aquí, con hijos aquí. He logrado ejercer mi profesión aquí. He laborado desde aquí. He realizado operaciones comerciales, bancarias, financieras aquí. He realizado una labor de más de tres décadas de manera initerrumpida a nivel docente en centros superiores aquí. Llevo una larga etapa de producción de carácter divulgativo por medios de información  periodística de aquí. He participado en programas radiales, televisivos y de carácter formativo en incontables ocasiones y osas esas actividades las he realizado aquí.

Mi cacareada insistencias de los «Aquí» reiterados se deben a la más elemental y burda «cachaza», inoperancia, falta funcional, organismos dentriticos en un cerebro al que le faltan  los elementos protatóxicos funcionales para que los áxones generen la elemental funciones operativas cerebrales. Toda esas carencias las puedo atribuir de manera concreta y sin riesgo ni temor a equivarme, a la persona que fungió como Presidente de la Mesa electoral #00159, ubicada en el Edificio de Impuestos Internos ¡Yo no existo electoralmente!. Pero mucho menos existo, para el Presidente de la Mesa 00159 del mencionado recinto.

Me apersoné a las 6:00 a.m., al citado lugar, se me entregó un número de turno (37), hice fila hasta que se inició el proceso, alterné con las contertulios gratuitos de nuestras típicas filas, todo bien. Traspasé las puertas hacia el deber a cumplir, y por arte de magia caí de inmediato en el más burdo anonimato,  pues ni yo mismo sabia que no tenía existencia electoral.

Nada de lo señalado pudiera resultarme extraño si con la debida anticipación de todos aquellos que como yo hemos estado realizando los debidos aprestos para tan especial, esperado y único momento que reviste no sólo la rareza de cada cuatrenio, sino la forma altamente civilizada, sagrada y por demás altamente moral de modificar, cambiar y hasta hacer desaparecer lo que no deseamos tener ni como figura, ni como imagen de nuestra media isla.

Una verdadera odisea de muy mal gusto en la que los señores delegados de los partidos representando tuvieron a bien estar de acuerdo en que debido al «inconveniente», yo, podía votar aunque  fuera «observado» opción que personalmente acepté, aún dejando el secreto del voto bajo el «tutelaje» del consabido e inoperante cerebro del Presidente de la Mesa 00159, pues de las dubitativas decisiones, en contradicciones primero con él mismo, luego con los demás miembros de su propia mesa, a lo que no faltaron «Consultas»  con la Mesa 00159-A, con la «coordinadora de logística» del recino, la cual por cierto, no poseía ni los instrumentos de apoyo para tal misión, pero aún más, ni siquiera el soporte de haber recibido un entrenamiento, que le permitiera dar respuestas elementales a cualquier ciudadano.

Un Presidente de una Mesa Electoral, debe conocer sin ningún tipo de titubeos, ni artimañas lo que debe y tiene que hacer, que por demás le indica y establece la Ley Electoral vigente. Así ha de ser para que no asuma posturas personales e unilaterales como ocurrió en mi caso en la Mesa 00159. Luego hasta de pedirme excusas, el consabido y tunante Presidente de la citada Mesa, volvía y caía en las redes de su incapacidad de titular de la posición ocupada, esto así, porque de manera «ipso», se atribuyó facultades de decisión y arbitraje que entiendo por Ley corresponden al Tribunal de la Junta Central Electoral como organismo de arbitraje y no a un apéndice atomístico como viene a resultar ser una mesa electoral cuya importancia y sobriedad de soporte se lo otorga precisamente el realizar una misión  y  acción sin contaminaciones de ninguna índole.

Desde que penetré en el Recinto Ejecutor del voto 7:20 a.m., hasta cerca de las 11:00 a.m. estuve «Invisible» en el área de la Mesa 00159, pero por sobre todo para el «sesudo» merluzo de la mesa citada.

Sin pretender cerrar estas cuartillas debo señalar, que hubo hasta la intervención supervisores tanto el Partido de la Liberación como del Partido Reformista, así como de la intervención de miembros de la sociedad Civil representados por Marisol Vicens Bello y el Lic. Celso Marranzini, con quienes abandoné el espacio de la Mesas 00159 y su «acrisolano «Presidente».

 

Atentamente,

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