DAMASCO. AFP.  El ejército del régimen de Bashar al Asad recuperó ayer  el control total de la ciudad rebelde de Idleb, en el noroeste de Siria, pero sufrió un revés de su aliado ruso, quien deploró los «importantes retrasos» en el proceso de reformas prometido.   En momentos en que el conflicto entra en su segundo año, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que Asad debía renunciar.   «Bashar al Asad va a dejar el poder.

La cuestión no es saber si lo va a dejar, sino cuándo. Y para prepararnos para ese día, vamos a seguir apoyando los planes para respaldar las aspiraciones legítimas del pueblo sirio», señaló el mandatario estadounidense.   El primer ministro británico, David Cameron, estimó que si el presidente sirio Bashar al Asad «continúa» con la represión, enfrentará «una guerra civil y una revolución», en una rueda de prensa conjunta con el presidente Barack Obama en Washington.  

Un año después del inicio de la revuelta violentamente reprimida, el régimen sacó provecho de la falta de armamento de los rebeldes, de la fragmentación de la oposición y sobre todo de las divisiones de la comunidad internacional para reafirmar su autoridad en importantes bastiones rebeldes.   La toma de Idleb, cerca de la frontera turca, ocurrió dos semanas después de recuperar el control, el 1 de marzo, de Baba Amr.