El “ful”, símbolo de la
gastronomía  del pueblo egipcio

<P>El “ful”, símbolo de la<BR> gastronomía  del pueblo egipcio</P>

EL CAIRO.  EFE. El “ful” es mucho más que habas cocidas. Se trata de un símbolo de Egipto, el maná del pueblo llano, que estos días vive tiempos duros por la subida imparable del precio de los alimentos en todo el mundo.

“El ‘ful’ para los egipcios es la vida. No pueden vivir sin él”, opina Mohamed Fathi, jefe de una de las 18 sucursales de la cadena de restaurantes Al Tabei al Domiati, fundados hace casi 130 años y considerados los reyes en esta especialidad culinaria.  Pocos egipcios comienzan su día sin comer al menos un bocadillo de este alimento, que proporciona por un precio barato una buena dosis de energía para afrontar la dura vida diaria del egipcio medio.    Se calcula que el consumo anual per cápita de “ful” alcanza entre cinco y seis kilos.

Pero ni siquiera las humildes habas han quedado al margen de la crisis mundial de los precios.

“El kilo de ‘ful’ ha subido de 0.5 a 1.3 dólares en los últimos tres meses, y pese a eso las amas de casa lo compran igual”, dijo a Efe Walid Adel, propietario de una tienda de legumbres en el oeste de El Cairo.

Por su parte, una mujer que se identificó como Um Sharif y que se hallaba junto a su familia comiendo un plato de “ful”, aseguró que “los egipcios amamos las habas cocidas porque nos dan la energía y proteínas necesarias para seguir viviendo y trabajando”.    Por lo baratas (que eran) y las bondades nutritivas que Dios concedió a las habas cocidas, el alza ha hecho que las amas de casa pongan el grito en el cielo.

“La situación se ha tornado insoportable. No conformes con la subida de los precios al arroz, el aceite y el azúcar, ahora también (suben) las habas”, gritaron descontentas a coro dos mujeres frente al pequeño restaurante de “ful” El Ezz, en el populoso barrio cairota de Al Bulaq Dakrur.

Pese a que las populares habas cocidas se ofrecen en restaurantes, el egipcio de a pie prefiere servirse un platillo de “ful” en los pequeños e improvisados puestos ubicados en las calles más frecuentadas por el público.    En esos lugares, los obreros, funcionarios y estudiantes engullen el “ful” como sea, de pie, sentados en bancos, o sobre la acera.

Humildes  habas

En los puestos improvisados, las habas son ofrecidas con un poco de crema de sésamo o “tahina”, y van acompañadas de ensalada de tomate con cebolla y pepino, o un puñado de encurtidos o berenjenas -dependiendo del gusto del cliente-, más dos hogazas de pan. Estas habas también se veden en famosos restaurantes.

 

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