El 11-S y los hispanos
Muchos se enfermaron trabajando en la limpieza

El 11-S y los hispanos<BR>Muchos se enfermaron trabajando en la limpieza

NUEVA YORK
AP.
 Nayibe Padredin empieza su día con una pastilla y la esperanza de tener fuerzas suficientes para caminar y poder salir de casa.   Durante la mañana tendrá que tomar otros analgésicos y rezar para no sufrir fuertes dolores de cabeza, ataques de tos, acidez y asma.  

“El dolor de cabeza a veces es tan fuerte que se me hinchan los párpados de los ojos”, asegura la colombiana, nacida en Cali. “Me quedo muy, muy quieta y me pongo un paño mojado sobre la cara. Es devastador”.   La inmigrante de 72 años empezó a sufrir problemas de salud en diciembre de 2001, tres meses después de limpiar polvo y escombros de los edificios que rodeaban el lugar que ocupaban las Torres Gemelas, tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.  

Padredin, una mujer bajita y de mirada triste bajo unos grandes lentes, limpió la zona durante seis meses.   En 2002, los médicos le dijeron que ya no podría trabajar más.   La anciana es una de cientos de hispanos que se encontraban en el país ilegalmente y que sufrieron graves enfermedades tras semanas de tragar polvo en tareas de limpieza a cambio de nueve o 10 dólares la hora.

El drama de estos inmigrantes sin papeles adquirió dimensiones particulares por su status legal, ya que muchos de ellos no buscaron cuidado médico o compensación económica por miedo a ser denunciados y deportados.

“Los indocumentados lo han tenido mucho peor que otros que estuvieron allí, debido a la precariedad de su situación”, dijo Daniel Coates, de la organización Se Hace Camino Nueva York, que se dedicó a ayudar a inmigrantes que trabajaron en la zona cero. “Muchos de los trabajadores eran hispanos y no tenían papeles. El no poder trabajar más les afectó gravemente”.

Diez años después, buena parte de los afectados no pueden realizar trabajos físicos debido a su mala salud, viéndose así privados de su principal fuente de ingresos.   Algunos regresaron a sus países en Latinoamérica, dicen activistas que conocieron esos casos o los propios inmigrantes que hablan de sus amigos. Otros intentan subsistir en la ciudad como pueden.   Hay quienes se recuperaron y regresaron a la fuerza laboral, pero otros no se han recuperado de los trastornos físicos y psicológicos derivados de la tragedia. Sin mencionar los económicos. Y deben enfrentarlos sin el apoyo de sindicatos.  

Las leyes impiden que se discrimine contra los inmigrantes sin papeles que reclaman compensaciones o atención médica.   Aunque se desconoce el número, hubo hispanos sin papeles que recibieron algo de dinero a través de las demandas interpuestas a la ciudad y a las empresas de limpieza para las que trabajaron, según activistas.   Algunos como Padredin recibieron ayuda de la Junta de Compensación de Trabajadores del estado de Nueva York y pudieron pagar deudas, pero esperan recibir parte de los 2,8 millones de dólares que el nuevo fondo de impulsado por la ley James Zadroga repartirá entre aquellos que sufren enfermedades relacionadas con su presencia en la zona.

“Estoy esperando que la ley Zadroga me ayude. No puedo esperar años. No puedo volverme a Colombia con las manos vacías”, dijo Padredin, quien vive con su hijo y hermana en un sótano en el barrio de Jamaica, en Queens.   Debido a su condición física, Padredin no puede trabajar más limpiando edificios y vende a veces bisutería en la Avenida Roosevelt de Queens para lograr algo de comer. También acude a un mercado de su barrio donde un día a la semana se reparte comida. Su hermana y su hijo la ayudan a pagar los 900 dólares mensuales de alquiler.   Aproximadamente 2.600 hispanos — entre voluntarios y trabajadores de limpieza — formaron parte de la lista del Proyecto de Trabajadores Latinoamericanos (PTLA), una organización que les ayudó a recibir atención médica y solicitar compensación económica. No se especificó si tenían o no papeles.   Oscar Paredes, el director de la asociación, que ya cerró sus puertas, dijo que conoce a cinco inmigrantes que regresaron a Colombia, República Dominicana o Ecuador a morir de cáncer. Otros tres que él conoció murieron aquí.

“Muchosperdieron sus departamentos por la situación económica y se regresaron a sus países con sus enfermedades”, dijo el ecuatoriano, uno de los líderes en la defensa de hispanos sin papeles que realizaron tareas de limpieza.   Las autoridades federales han insistido hasta ahora en que el cáncer no está relacionado con las tareas de limpieza que se realizaron en la zona, aunque reportes recientes han puesto en entredicho la conclusión.   Muchos hispa nos que se encontraban ilegalmente en Estados Unidos trabajaron en la zona cero sin firmar ningún contrato.

Los reclutaban contratistas y subcontratistas que repartían panfletos anunciándose o hasta les llegaban a recoger por las calles, aseguran los activistas. La única protección ante el polvo que llevaron muchos trabajadores fue una máscara fina de papel azul. Algunos fueron reclutados específicamente para aspirar o limpiar parte de los sistemas de ventilación de los edificios. Los inmigrantes cobraban en efectivo al final de la semana, formando largas colas para esperar ser pagados.   “Fui allí porque una señora, amiga de mi papá, me dijo que necesitaban gente. Tomé el tren 7 y me planté en el lugar. Ese mismo día empecé a trabajar”, dijo Liliana Alemán, una colombiana de 36 años, que sufre problemas gástricos y asma y que trabajó para Maxons Restoration y Milro Incorporated.

Joel Shufro, director ejecutivo del Comité de Nueva York en Salud y Seguridad Ocupacional, dijo que a algunos trabajadores se les dio máscaras con filtro de aire, pero no se les enseñaba cómo usarlas.   Lograr pruebas de que trabajaron limpiando el bajo Manhattan no fue fácil a la hora de buscar cuidado médico o compensación. A veces llevaban camisetas con el nombre del contratista, y si se habían tomado fotos con ellas, los activistas ya podían empezar a ayudarles.  

“Algunos no sabían ni para quien trabajaban”, dijo Paredes. “Los trabajadores latinos e indocumentados siempre salen como los más perjudicados por la dificultad de comprobar algunos requisitos, en comparación con los ciudadanos de Estados Unidos”.   Maxons Restoration, una empresa que empleó a muchos inmigrantes, no respondió llamadas y un mensaje de correo electrónico de la AP. La empresa Milro Incorporated tampoco.

Zoom

Ofrecen ayuda

Tres hospitales — Elhmurst, Bellevue y Governeur Healthcare Services — ofrecen ayuda a las personas que vivían o trabajaban en el bajo Manhattan en el momento de los ataques y a los trabajadores de limpieza que estuvieron allí después del atentado.   Los centros, que operan bajo el programa del Centro de Salud Ambiental del World Trade Center, no piden papeles a los enfermos y lleva años tratando gratis a inmigrantes que no están autorizados a residir en Estados Unidos.

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