El 16 de agosto en la historia

El 16 de agosto en la historia

La gesta de la Restauración, perdida la independencia de 1844 por la anexión a España, llegó a la historia por la valentía y sacrificios de grandes dominicanos que merecen el incesante reconocimiento de la posteridad. Gregorio Luperón, Ulises Francisco Espaillat, Gaspar Polanco, Santiago Rodríguez, entre otros, hicieron posible que la patria volviera a ser libre, defendida por generaciones posteriores contra nuevas agresiones a la soberanía y ejercicios dictatoriales de aquí mismo y perjuicios parecidos. Motivos para hacer volver la patria, una y otra vez, a un destino de paz, justicia y democracia; para que la única voluntad que valga para bien de la nación frente a riesgos de diversos orígenes sea la del pueblo acogido a consensos ciudadanos inspirados en los ideales que presidieron las luchas patrióticas anteriores.

Hoy la República sigue necesitando de sus hijos para continuar la construcción de un Estado que sin medias tintas ampare derechos políticos y sociales bajo una misma bandera tricolor; que la restaurada independencia sea fortalecida y garantizada en su permanencia por instituciones verdaderamente inmunes a las contradicciones y sectarismos partidarios que obran contra el interés común de lograr progreso en todos los órdenes y mejores servicios a la colectividad. Que la democracia funcione sin exclusiones y que desde el Poder se procure, más efectivamente, reducir la corrupción pública y privada.

Los misterios del endeudamiento

Es significativo que tras hablarse de que el Estado debe tanto, o quizás tanto, o ¡sabrá Dios cuánto! llegue la precisión de que los señores anotados para pagar no son exclusivamente los presentes y pasados administradores de la cosa pública. El prorrateo contable coloca a todos los vivos y por nacer en 48 mil kilómetros cuadrados a cargar con la inmensidad de pedazos de la monstruosa acreencia deparada por los gobernantes. Significativo resulta también que el estilo ordinario de sumar para que dos y dos sean cuatro esté sustituido por alguno que empequeñece lo adeudado, haciendo recordar las pastillas de «chiquitolina». Autorizados críticos disienten de la contabilidad oficial de compromisos por honrar, siendo visible que omite gruesas cuentas pendientes con entidades que nunca se olvidan de cobrar, hasta de malas maneras.

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