Píndaro y Herminio han estado admirando las instalaciones del Instituto Politécnico Loyola y han iniciado una interesante conversación con su rector… “Padre Juan, ¿Qué significa para usted el politécnico?”-pregunta Píndaro… Y, mientras eso hace, recibe una patada por debajo de la mesa… Es Herminio que, espantado, ha escuchado que el nombre del Rector ha sido cambiado… No vacila, y de inmediato le susurra al oído: “Su nombre es José, Píndaro… No es Juan… ¡Y le dicen Padre Chepe!”
Una sonrisa brota de la cara del Rector… Y abre sus brazos, mientras exclama: “Estamos en una institución educativa polivalente y estatal, confiada plenamente a la Compañía de Jesús, para conjugar la misión evangelizadora y la promoción humana del Proyecto Pedagógico Ignaciano con la educación técnica y profesional”… No bien ha terminado sus palabras cuando les invita a seguir conversando mientras caminan por el campus…
Herminio, que está pasando un momento extraordinario admirando cómo interactúan los estudiantes con el ambiente, pone su mano derecha en el hombro del padre Chepe, mientras le dice: “¿Tenía usted una idea de en qué se estaba metiendo cuando inició esta experiencia?”… Una mirada penetrante le fulmina, mientras recibe un mensaje más claro que el agua: “Como jesuitas, debemos estar abiertos al servicio y a los cambios. La compañía de Jesús tiene un amplio compromiso social… Aquí, buscando promover una nueva visión institucional, desarrollamos un proceso refundacional que ha constituido una revolución profunda desde el 2014 a la fecha, en una nueva forma de gobernanza en la que necesitamos mantener la interdependencia de unidades educativas y administrativas, en una estructura organizativa mancomunada que ha implicado aprender del pensamiento sistémico estratégico organizacional y del liderazgo organizacional…”.
Los invitados han estado marcando sus pasos siguiendo una ruta cuidadosamente organizada por el joven Riken Lara, asistente de la rectoría… Mientras intentan penetrar a una zona refrescante y de rico verdor, Herminio fija su vista en un letrero que indica ‘Parque Didáctico Eugenio de Jesús Marcano’ y, sin darse cuenta, tropieza y se lleva de encuentro un letrerito blanco con letras muy claras que rezan ‘Helechos’… Da un salto para no malograrlo, mientras se inclina para recogerlo y colocarlo de nuevo en su posición original… “Hoy llevamos a cabo una gestión de trabajo en equipo, capaz de mantenernos abiertos a las nuevas exigencias de la educación hoy y egresar muchachos con estas mismas características”-exclama el padre Chepe-…
Píndaro, que ha visto como Herminio casi cae por el suelo, retoma la conversación con el Rector y le cuestiona: “¿En qué consiste este modelo del instituto?”… La respuesta no se hace esperar: “Este modelo articula Pedagogía Ignaciana… enfoque por competencia, educación contextual y acompañamiento integral… Busca formar… No los mejores del mundo, sino…¡los mejores para el mundo!… Todo esto se apoya en una gestión educativa ágil, de trabajo en equipo y con una estructura de redes”.
Herminio mete la cuchara y, curioso como siempre, cuestiona: “A cuántos jóvenes ha beneficiado este proyecto?”… “En 62 promociones que incluyen Escuelas de Formación de Maestros, Centro de Idiomas, Primaria, Bachillerato Técnico, Peritos, Tecnólogos, Loyola-Infotep, Facultad de ingenierías y CEFADO, hay un total de unos 51,563 egresados desde el 1956 al 2018” –responde con orgullo-… “La Pedagogía Ignaciana es fuente de inspiración de un modo de proceder educativo coherente con valores y actitudes para educar de forma integral… El currículo en todos los niveles integra competencias técnico profesional y ético ciudadanas para el desempeño de la vida laboral, personal, familiar y comunitaria, desde una metodología abierta a la innovación”…
“¿Y cuál es el segmento de la población que más se ha beneficiado del Instituto? –cuestiona Píndaro-…”Mayormente el sector Industrial… Nuestros egresados son personas éticas e integrales, con incidencia en todo el sector productivo nacional e internacional… ¡Hay quienes han ejercido como presidentes, ministros, diplomáticos, emprendedores empresariales y sociales, entre otros!”.
En su caminata por el campus, Herminio se ha mantenido observando con admiración al alumnado que hace uso de las canchas, salones de prácticas, aulas de estudio… y, mientras eso hace, Píndaro ha estado calculando que ya están necesitando comprometer a sus lectores a otra cita con ellos, cuando dice: “¡Para seguir proyectando una innegable realidad de éxito, nos vemos en quince días!”.