El 2021 fue el año de la mayor inflación mundial

El 2021 fue el año de la mayor inflación mundial

Arturo Martínez Moya

El 2021 será recordado como el año cuando se disparó la inflación mundial. Ningún país, sin importar el tamaño de la economía, se libró del zarpazo que drenó el poder adquisitivo de los hogares.

Las principales causas son las mismas. El alto precio del petróleo, encarecimiento del transporte marítimo y cuellos de botella que estrangularon la oferta, explican casi la totalidad de la subida hasta 7.05% en Estados Unidos, un nivel que no se veía desde 1982, también el 5% en la zona euro y 5.3% en la Unión Europea, las cifras más altas desde 1997.

En nuestra economía, la inflación, tras cuatro meses consecutivos en zona negativa en 2020, giró a positivo desde junio, aumentando durante ocho meses consecutivos, la tasa interanual pasó de 2.69% en abril a 8.50% en diciembre 2021, no obstante, el Gobierno dejar de cobrar impuestos por el consumo combustibles para reducir el impacto del aumento del petróleo, el barril se encareció en más de 50%, de 48.52 dólares en diciembre de 2020 a 75.21 dólares un año más tarde.

Comparando el Índice de Precios al Consumidor de 2021 con el de un año antes (la inflación interanual), se observa que todos los grupos fueron inflacionistas, la mayor culpa recayó (explica casi tres cuartas partes) en alimentos y bebidas no alcohólicas, vivienda y transporte por encarecimiento del gas licuado de petróleo, gasolinas, gasoil y servicios de transporte terrestre en carro público, moto-concho y otros medios.

Lo que se desconoce es cómo dejar atrás el fenómeno de la alta inflación mundial, por lo menos hay dos criterios encontrados. Por un lado, la Reserva Federal estadounidense pretende controlarla endureciendo la política monetaria desde final de marzo, haciendo por lo menos tres subidas de tipos de interés, ritmo que podría acelerar. Política que combinada con el encarecimiento del petróleo, puede apreciar el dólar, depreciar monedas latinoamericanas y generar déficits en cuenta corriente, haciendo difícil digerir la elevada deuda en esa moneda.

Y, por otro lado, para Cristina Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, el alza de precios se irá relajando durante el año, por lo que no tiene sentido subir los tipos de interés, el efecto se sentiría dentro de seis a nueve meses, el tiempo que tarda para que la medida baje por la cadena de financiación, y el costo sería ralentización del crecimiento.

En ese contexto, toma mayor relevancia las medidas precautorias adoptadas por nuestro Banco Central para contribuir a reducir la inflación, me refiero al retorno gradual de la liquidez extraordinaria que los bancos comerciales utilizaron para aprobar 92,000 préstamos a empresas y hogares a tasas de interés bajas, y al aumento dos veces de la tasa de referencia, 50 puntos básicos en noviembre y 100 puntos básicos en diciembre, para colocarla en 4.50% anual, el nivel previo a la pandemia.

Resumiendo, la inflación mundial podría regresar al nivel previo a la crisis de la pandemia, si se eliminan los cuellos de botella que estrangulan la oferta, reduciendo el costo del transporte marítimo y abaratando el petróleo. Se avanza en los primeros dos, pero lo del petróleo está complicado, los productores, con Rusia a la cabeza, lo usan para reposicionarse en el escenario económico mundial post covid.

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