El tubi, ese icónico estilo de cuidado capilar que ha trascendido generaciones, celebra su «Día Nacional» cada 24 de diciembre en República Dominicana. Más que una técnica, el tubi es un reflejo de costumbre y creatividad.
De las noches a las calles
Tradicionalmente, el tubi era un ritual nocturno que las mujeres practicaban para proteger y alargar la duración de un peinado hecho en el salón de belleza. Consiste en envolver el cabello alrededor de la cabeza y fijarlo con pinchos, creando un look que, si bien en sus inicios era reservado para el ámbito privado, hoy se ha convertido en una manifestación pública.
Hoy en día, no es raro verlo pasearse por las calles: en supermercados, librerías, oficinas e incluso en eventos sociales. A veces aparece de manera discreta, y otras con un aire de humor y orgullo. El tubi ha evolucionado de ser una práctica para la noche a un estilo cotidiano que acompaña el ritmo diario de las dominicanas.
Un fenómeno cultural
El tubi simboliza mucho más que cuidado capilar; es un emblema de la mujer que equilibra sus responsabilidades diarias sin descuidar su apariencia. Al adoptarse como algo habitual, también desafía los estándares tradicionales de estética, proyectando autenticidad y autoaceptación.
Reconocimiento
El establecimiento del 24 de diciembre como el Día Nacional del Tubi es un homenaje a esta práctica y a su relevancia cultural. Aunque coincide con la Nochebuena, una de las fechas más celebradas en el país, también destaca como un recordatorio del valor de las costumbres cotidianas que nos definen.
Con cada tubi que se ve en las calles, se refuerza la idea de que las tradiciones pueden ser versátiles y adaptarse a los tiempos.