El director ejecutivo del Consejo Nacional para el VIH y el Sida (CONAVIHSIDA), doctor Víctor Terrero, reveló que en el año 2015, 34 mil 453 de los partos, cesáreas y abortos en el país fueron de niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años de edad, lo que representa un 27.3 por ciento de los 240 mil registrados en promedio.
El funcionario intervino en el encuentro “Hacia un diálogo nacional para la prevención efectiva del VIH y la promoción de la educación integral de la sexualidad”, auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
“Aunque los adolescentes y jóvenes son considerados actores estratégicos del desarrollo, en la República Dominicana este segmento poblacional tiene aún profundas brechas que cerrar, para integrarse exitosamente a un mundo cada vez más complejo y exigente, en la organización social y en la vida institucional”, expresó.
Terrero indicó que la alta tasa de embarazos en adolescentes está asociada al inicio temprano de la vida sexual.
“Según datos de la Encuesta Demográfica y de Salud 2013, a nivel nacional, siete de cada diez jóvenes de 18 a 24 años, y el 51 por ciento de las mujeres de este grupo, iniciaron su vida sexual antes de cumplir los 18 años”, añadió.
Terrero observó que el comportamiento sexual de los adolescentes repercute directamente en la infección por VIH y SIDA.
“A modo de ejemplo –puntualizó- debemos considerar la relación directa entre la edad de inicio de las relaciones sexuales y el comportamiento de la epidemia del VIH, ya que el 66 por ciento de las personas seropositivas iniciaron sus relaciones sexuales antes de los 18 años.
Terrero reveló además, que la tasa de fecundidad de la República Dominicana es de 90 por cada mil mujeres, una cifra superior al promedio mundial, estimado en 49 por mil, y a las tasas registradas en América Latina y el Caribe, de 79 por mil mujeres.
“Las cifras de fecundidad en la zona rural de nuestro país –afirmó Terrero- son de 107 por cada mil mujeres, lo que resulta significativamente superior al promedio de nacional”.
El doctor Víctor Terrero resaltó el compromiso del actual gobierno para enfrentar la problemática del embarazo en adolescentes, y como ejemplo citó el Decreto 264-13, que crea la Comisión Interinstitucional para coordinar y dar seguimiento al Plan de Prevención, y de la cual el CONAVIHSIDA forma parte.
“Por más de dos décadas -expresó- la República Dominicana ha venido asumiendo un conjunto de políticas públicas relativas al embarazo en la adolescencia y la prevención del VIH/SIDA en adolescentes y jóvenes”.
Terrero citó asimismo las acciones conjuntas del CONAVIHSIDA con los ministerios de la Juventud, de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, y Educación, y otras instituciones públicas y privadas.
“El país ha dado pasos concretos para abordar la problemática del embarazo en la adolescencia y prevenir la infección por VIH en este segmento poblacional, a través de acciones educativas. Sin embargo, es evidente la existencia de brechas significativas entre estos esfuerzos y los resultados logrados”.
Dijo que apoya la prevención del embarazo en la adolescencia debe tener como puerta de entrada la educación, y apoyó la visión de la UNESCO en ese sentido.
“Esta actividad –resaltó- es fundamental para que entre todos definamos un conjunto de acciones, capaces de garantizar el derecho de los y las adolescentes y jóvenes a la educación en sexualidad y con esto, su oportunidad a acceder a estrategias efectivas para la prevención del VIH y el SIDA”.
María Mercedes Brito, secretaria general de la Comisión Nacional Dominicana para la UNESCO, afirmó que esa entidad tiene un compromiso con la educación integral en adolescentes y la prevención del VIH.
Explicó que el Dialogo Nacional forma parte del proyecto “Fortalecimiento de capacidades a jóvenes y docentes a través de la educación de calidad para la prevención del VIH y la promoción de valores para una sexualidad integral en adolescentes”.
“El proyecto capacitó a treinta jóvenes e igual número de docentes sobre la prevención del VIH y educación integral en adolescentes, con el propósito de que sirvan de multiplicadores pares en el caso de los jóvenes, y puesta en práctica por parte de los docentes”.