Izquierda: Juan Tomás Díaz y Pedro Livio Cedeño. En el centro Luis Amiama Tio. Y a la derecha Antonio Imbert Barrera y Teniente Amado García Guerrero.
El 30 de mayo de 1961, fecha en que fue ajusticiado Rafael Leónidas Trujillo Molina, luego de 31 años de dictadura, transcurrió tranquilo en República Dominicana hasta las 8:25 de la noche cuando los héroes que lo liquidarían comenzaron a posicionarse en la autopista que conduce a San Cristóbal hacia donde se dirigiría el tirano quien pasaría la noche en la “Casa de Caoba” de ese, su pueblo natal.
Ninguna noticia trascendente. La princesa Margarita aparece en la única foto de portada de periódico El Caribe en visita al Hospital de Otorrinolaringología de Londres.
Hay una nota de índole nacional que impacta en portada: la disputa de J. Arismendi Trujillo Molina, fundador de La Voz Dominicana, con Radio Caribe, a cuyo director le pide que “contenga su lengua comunista”. Es probable que se tratara de asuntos personales.
El editorial contenía ataques contra los obispos Thomas Reilly y Francisco Panal, firmantes de la Carta Pastoral que denunciaba persecución y crímenes del régimen.
Al otro día tampoco salió nada en ese diario sobre el hecho, a pesar de que el tirano llevaba más de 24 horas convertido en cadáver.
En La Nación, sin embargo, se publicaron el 31, páginas completas sobre la muerte, sin ningún detalle, solo exaltaciones al difunto, lo que evidenciaba que el diario no conocía pormenores.
Ese martes 30 de mayo, a las 8:25 p.m., Antonio de la Maza, Antonio Imbert Barrera, Salvador Estrella Sadhala y el teniente Amado García Guerrero se encontraban estacionados, “frente al Coney Island de la Feria”, mientras Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza se ubicaron “tres kilómetros más adelante”, según el historiador Juan Daniel Balcácer, autor de “Trujillo, El tiranicidio de 1961”, la obra más completa sobre ese acontecimiento. Los hombres fueron informados del viaje del dictador.
El ajusticiamiento. El ajusticiamiento venía tramándose desde hacía un tiempo. Además de los mencionados participaban de la trama Luis Amiama Tio, Modesto Díaz, Miguel Ángel Bissié, Manuel de Ovín Filpo, Ángel Severo Cabral, el general José René Román Fernández (Pupo).
También Andrés Freites Barrera, Luis Manuel Baquero, Jordi Brossa, Donald Reid Cabral, Juan Bautista Vicini Cabral (Gianni), Miguel Ángel Báez Diaz, Ernesto, Mario, Bolívar y Pablo de la Maza, Eduardo García Vásquez, Luis Manuel Cáceres Michel (Tunti) y otros identificados por los grupos políticos, de acción de la avenida, de Moca, de Salvador y de “Mr. X”.
Los conjurados se repartieron armas y automóviles a la espera del “Jefe”, quien a las 9:15 visitó a su hija Angelita en su residencia de la avenida Máximo Gómez, donde hoy está el Teatro Nacional. Y salió a las 9:40 en el asiento trasero de su Chevrolet modelo 57.
A las 10:00 de la noche los patriotas alcanzaron el carro del generalísimo e inmediatamente comenzaron el ataque. Antonio de la Maza hizo el primer disparo, que impactó en el cuerpo del dictador. Le siguió Amado García Guerrero. “En breve, los tiranicidas se enfrascaron en un combate a tiros que duró unos diez minutos, con Zacarías de la Cruz, chofer del sátrapa. Huáscar y Pedro Livio se incorporaron a la acción al escuchar los primeros disparos”, consigna Balcácer.
A las 10:10, agrega, Trujillo estaba muerto. “El disparo de escopeta que hizo de la Maza dio en el blanco y resultó ser mortal para El Jefe. El tiranicidio se había consumado”.
Pasadas 24 horas los servicios de inteligencia tenían toda la información de lo sucedido. El cuatro de junio de 1961 se publicaron las fotos de siete de los conjurados, acusándolos de “criminales prófugos”. Fueron eliminados cinco de estos. De los buscados solo sobrevivieron Antonio Imbert Barrera y Luis Amiama.
El 30 de mayo de 1962 fue inaugurada una tarja en el lugar del ajusticiamiento. Después de los discursos del síndico Salvador Sturla hijo y de otras personalidades, un perico ripiao tocó merengues, se brindó sancocho de chivo y se bailó en la autopista.
La calle
La primera proposición para que la autopista fuera bautizada como 30 de mayo fue presentada por Homero Hernández Almánzar. No fue sino hasta el cuatro de junio de 1962 cuando se designó con el nombre de Autopista 30 de Mayo “al tramo comprendido desde el cruce de la Feria Ganadera hasta el puente Haina” tras considerar que es deber del Ayuntamiento “honrar a aquellos héroes y mártires que ofrendaron sus vidas por la libertad y la democracia en la República Dominicana…”.