El 4% no es para desbordarse

El 4% no es para desbordarse

La bien aplicada política de poblar el país de escuelas complace a amplios sectores, lo que no quiere decir que el Estado sea rico ni que otras urgentes necesidades estén en digno proceso de cubrirse. Ni que exista licencia para lanzarse a gastos que respondan a la vanidad de algún superior que en tal o cual momento no pueda sustraerse a debilidades por el exhibicionismo. Aquí hay más cañadas inmundas con miles de familias indigentes en sus márgenes que ferias del libro. El libro, el buen libro, alude al pensamiento, al raciocinio y a las sensibilidades del intelecto. No a derroches para la exaltación de las apariencias. Un solo peso gastado en lo fatuo y superficial insulta a las víctimas del desequilibrio en la distribución de las riquezas.

Si 18 millones de pesos gastados por un innecesario culto al efecto demostración para impresionar a los tontos pudiera servir en otra área para llevar salud y aliviar un poco la miseria de alguna colectividad indigente para que suba siquiera un escalón contra el hambre y la ignorancia, haberlos dedicado a fines superfluos es inaceptable. El sentido del ahorro respetuoso de nuestros duros problemas sociales, tiene que imponerse en el Estado. Los que están arriba no pueden estar sordos al campanazo que año tras año pregona que este es un país que ha crecido con pocas consecuencias favorables para los marginados. Además, todo lo que gastan sale de los bolsillos de este sufrido pueblo.

En  deuda con esta sociedad

La Policía hace loables esfuerzos por contener el crimen a pesar de sus notables carencias y perfiles tercermundistas. En ocasiones soluciona crímenes difíciles que traen esperanzas a la sociedad de que más adelante alcanzaría lo óptimo paro lo cual debe ser mejor dotada; sin dejarla fuera de la subordinación al Poder a que se debe. El sistema 9-1-1 marcará un hito; un avance efectivo para en la protección a la ciudadanía.

Pero también es cierto que esa Policía acumula sentidas deudas con la sociedad de las que el Ministerio Público parece que no se da cuenta, pues no reacciona como debería, aunque ya en una ocasión reciente se mostró alarmado con algunas interioridades del cuerpo de orden. Ahora extraña y preocupa que se abstenga de investigar sonadas desapariciones ocurridas tras los sombríos muros de una entidad con antecedentes de maltratos y violaciones a los derechos de sus detenidos.

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