El 5% del PRD

El 5% del PRD

El catastrófico desempeño del PRD en las elecciones expresan la toma de conciencia ciudadana respecto del comportamiento de sus dirigentes y el implacable pase de factura en lo electoral. Inimaginable porcentaje alcanzado, fundamentalmente en una organización de profundo arraigo en la ciudadanía y con una hoja de participación que, desde diciembre de 1962, creció de manera sostenida. Las excepciones de 1970 y 1974 obedecían al clima de intolerancia existente.
Los dominicanos mantienen tendencias de afinidad con la histórica base de electores perredeístas reducidos coyunturalmente, pero al adicionarse el 35% obtenido por el PRM resulta evidente que la estrategia del PLD consiste en fragmentar ese segmento del electorado. Y el 5% obtenido por el PRD expresa el castigo ético de la sociedad hacia un gestor partidario divorciado de los principios y seducido por la rentabilidad económica que implica su endoso a la fuerza oficial.
La reflexión lógica debe llegar a los que acompañaron a Miguel Vargas Maldonado en su aventura política-financiera debido a que los diputados y alcaldes fueron barridos en sus respectivas demarcaciones. En esencia, la derrota de ellos era previsible desde el momento en que aceptaron presentarse en boletas congresuales donde el voto preferencial colocaba en una posición privilegiada a los candidatos peledeístas, y de muy mal gusto, en el escenario municipal los candidatos del PRD tenían que competir con el aspirante del PLD para terminar liquidados: Santiago, Boca Chica y Santo Domingo Norte, fortalecen mi argumentación.
En lo inmediato, una parte importante de esos compañeros de ruta del presidente del PRD tendrán que reaccionar. Vargas Maldonado con sus “dotes” de escapista intentará entretenerlos bajo la tesis de una eventual participación en la gestión a iniciar el próximo 16 de agosto. Ahora bien, los hechos demuestran que cada movimiento institucional del partido blanco donde se incorpora el reducido sector que controla las siglas termina siendo una operación de exclusivo beneficio para el suertudo que obtiene todos los bolos en la lotería del reparto.
Como no hay plazo que no se cumpla y deuda que no se pague, los dirigentes del PRD que no resultaron victoriosos en la contienda recién finalizada tienen una particularidad propia de las reglas invertidas que operan en los partidos donde sus “liderazgos” andan validados por las mafias, los procedimientos antidemocráticos y falsificación de la voluntad interna. Ahora bien, desde el momento en que son sometidos al escrutinio ciudadano resulta evidente su incapacidad de conectar con el electorado porque más allá del circuito organizacional no pueden imponer sus mañas. Y eso quedó evidenciado el pasado 15 de mayo.
En el terreno práctico la operación de Vargas Maldonado expresa la conducta de un político incapaz de someterse a la validación de los electores, y por eso, apela a los resortes del poder, pactos y combinaciones truculentas donde nunca permite que le cuenten los votos, pero siempre alcanza metas personales sin importar el descarrilamiento del partido. Para él, la victoria de Danilo Medina constituye un alivio para una cantera de negocios alrededor del gobierno que se hizo público desde el año 2012, cuando en medio de la campaña obtuvo un préstamo de 15 millones de dólares en el Banco de Reservas, bajo la administración de Vicente Bengoa.

Los pueblos pueden tardarse, pero actúan con un nivel de inteligencia superior al presumido por sus élites. Ese 5% no es hacia el PRD de las grandes jornadas democráticas sino una manifestación de impugnación y castigo a la degradación de la política partidaria y su exponente esencial.

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