El 9-1-1 y los enfermos mentales de las calles

El 9-1-1 y los enfermos mentales de las calles

Cientos de enfermos mentales: esquizofrénicos, bipolares, adictos a drogas, discapacitados, alcohólicos, con demencias y otros trastornos, deambulan sin propósitos por las calles sin recibir ninguna atención en salud mental. Son pacientes pobres y de la pobreza extrema que han perdido el vínculo familiar, la afectividad y el compromiso.

La ausencia de apoyo social e institucional les ha llevado a la cronificación y deterioro de sus habilidades y destreza para poder ser rehabilitados e Integrado a la Sociedad. Cada día son más los enfermos mentales en las calles de las principales provincias y del Gran Santo Domingo. En las calles les violan sus derechos, su dignidad y su honor; pero sobre todo le rechazan, se burlan de ellos, los atropechan y a las mujeres las violan sexualmente y la embarazan. Esa dura realidad habla de una sociedad que crece y se desarrolla, pero que también se deshumaniza y hace desigual en darles la oportunidad a los enfermos mentales.

Los psiquiatras y psicólogos sabemos que los trastornos psiquiátricos están aumentados y que las edades de inicio han bajado en su debut y presentaciones clínicas. Sin embargo, cientos no son diagnosticados a tiempo, ni medicados para lograr una buena remisión y un buen funcionamiento en el nivel psicosocial y familiar. El uso y abuso de drogas ha triplicado los trastornos psicóticos inducidos por drogas. El impacto ha sido tan devastador que no hay respuesta eficiente y eficaz que ayuden a la prevención, por un lado, y al tratamiento y rehabilitación por el otro. Esas condiciones han puesto a cientos de dependientes de drogas en las calles y de trastornos Bipolares y Esquizofrénicos que debieron estar en la escuela, en sus trabajos, en sus familias y con alguna esperanza de vida. No se sabe a nivel nacional cuántos enfermos mentales existen en condiciones deprimentes y abandonados en las calles; solo les vemos hambrientos, sucios y con enfermedades médicas no tratadas. Como personas tienen derecho a programas de rehabilitación psicosocial que les permita volver a sus familias, hermanos, amigos, y en sus comunidades. Recuerdo en Uruguay, en las tardes, en Punta del Este, iban pequeñas ambulancias con enfermeros recogiendo los enfermos mentales que de forma organizada esperaban en una esquina de un parque, para ser llevado al Hospital de Noche y de medio camino, donde duermen, reciben el medicamento y en la mañana siguiente reciben terapia ocupacional, se les integra a labores de limpieza y jardinería de la comunidad.

El avance de los psicofármacos y la rehabilitación psico-social han permitido que los enfermos mentales mantengan su integración social y laboral; que estudien, tengan pareja y logren su proyecto de vida. El 911 y los ciudadanos pueden ayudar a que los enfermos que deambulan por las calles sean recogidos en ambulancias y equipo interdisciplinario e intersectorial formado por psiquiatras, psicólogos, enfermeras, trabajadoras sociales, terapistas ocupacionales, que junto a los familiares puedan hacer posible la reinserción psicosocial.

Estos pacientes se integran al trabajo, se les construye el apego, los vínculos y el sentido de pertenencia con la familia; donde el Estado se compromete mes por mes a cubrir los medicamentos y la fiscalización. Esa labor de rehabilitación se integra con Salud Pública, los ayuntamientos, Turismo, sector empresarial, la pequeña y mediana empresa, para colocarlos en puestos de trabajo de acuerdo a sus habilidades y destrezas. El 911 puede y debe ser parte de la solución con los enfermos mentales de la calle, donde los ciudadanos pueden llamar cuando un enfermo mental represente riesgo para él o para la comunidad. La salud mental debe ser inclusiva, equitativa, universal y de derechos, sin importar la condición económica ni social.

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