El ABC del maltrato infantil

El ABC del maltrato infantil

Cuentan las cifras que más de 98 niños han muerto de forma violenta ocurridas dentro del propio vínculo primario. Dicen las cifras que el 67% de los niños sufren maltratos físicos como: golpes, quemaduras, ahogados, por armas blancas, por disparos, por enfermedades prevenibles, por desafectos, pero también, algunos de los niños decidieron por el suicidio, dado el abuso, el maltrato y el abandono donde vivían. Cada semana se publican estas muertes y maltratos, y la sociedad continúa sin repuesta alguna ante el ciclo de maltrato infantil. La historia de los maltratos va desde quemaduras con planchas, heridas abiertas en la cabeza con palos y piedras, hematomas y laceraciones, abusos sexuales por familiares sanguíneos o conocidos por la casa. Sin embargo, el maltrato más frecuente es el psicoemocional, mediante el cual se insulta y se dicen palabras ofensivas, descalificantes y humillantes al niño: “maldito loco” “buena porquería” “estúpido” “bruto” “tarado” “no sirves para nada”, etc.
Pero también está el abuso o maltrato por negligencia: dejar la cisterna sin tapa y el niño se ahoga; se quemó con el agua caliente, tenía varios días con fiebre y convulsiona; saber que alguien juega y proporciona dinero o dulces al niño, y no detener esa conducta que terminará en abuso sexual; permitir que la niña o el niño duerma con adultos o pasar todo el día deambulando en la calle o en el barrio, va a terminar en ser abusado o utilizado por un adulto perverso. Es decir, existe maltrato físico, psicológico, emocional, sexual, moral y por negligencia, que cientos de niños los viven en sus propias familias.
Los niños maltratados arrastran vivencias traumáticas que les afecta en su desarrollo físico, psicológico, emocional, sexual y espiritual. Estos son los niños con baja autoestima, inseguros, tímidos, retraídos, o van desarrollando actitudes emocionales negativas: rabia, enojo, ira, frustración, temor, odio, resentimientos, culpa, miedo, vergüenza, etc.
Literalmente son niños dañados, que para subsistir aprenden a ser violentos, agresivos, pasivo-agresivos; a los que sus traumas no les permite cultivar afectos, apego sano, vínculos seguros, amistad sana, confianza ni autocuidado. Vive desconfiando, inseguro, apático, indiferente con los demás.
Cada día aumenta la cifra de niños violados, utilizados en el negocio de la prostitución, embarazadas y abusadas por padres, abuelos y tíos. Ahora también aumentan los niños muertos por padres violentos que asesinan a la madre y asesinan a sus hijos, debido a que presentaban conflictos, divorcios o ruptura con su pareja. Todas estas realidades hablan de la falta de cuidado con niñas y niños; con la falta de apego sano, de amor, de vínculo y de sentido de pertenencia para con los niños. Además, habla de la dura realidad que viven los niños en la marginalidad, la pobreza, la exclusividad social, la disfunción familiar y el abandono crónico e institucional. Son las familias pobres las más vulnerables, las que menos pueden proteger, cuidar y proporcionar salud, alimentos, educación, amor, afectividad, para con sus niños.
El mundo de los adultos, del mercado y de la vida mediática, no valoriza ni apoya a los niños como seres humanos con derechos. Solo existen leyes, reglamentaciones, artículos, consejos, organismos internacionales, pero en la realidad, es muy poco lo que se aplica para prevenir el maltrato, la prostitución infantil, la pornografía, el abuso y falta de reconocer los derechos de los niños y niñas.
De continuar esta cadena de maltratos, es de esperar entonces más adolescentes y adultos tempranos, más enfermos, con más alteraciones conductuales y con perfiles más psicopáticos. Los niños del presente maltratados por los adultos de hoy serían los adultos maltratadores de mañana.

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