El aborto es un crimen

El aborto es un crimen

LUIS ROSARIO
El aborto no es un derecho, es un crimen que viola el derecho más elemental de todo ser humano: el derecho a la vida, el derecho a nacer. El aborto es un crimen y si se lo despenaliza, habría que despenalizar también el asesinato, el homicidio, el parricidio, el matricidio, el infanticidio, en fin todos los crímenes que violan el derecho a la vida.

El aborto es un crimen aún más cruel, que el que se comete contra una persona ya nacida.

Esto porque quien ya está desarrollado, biológicamente hablando, puede al menos defenderse de cualquier ataque que ponga en peligro su vida, mientras que la criatura que está todavía en el seno de su madre no puede defenderse.

No es válido, por no ser lógico, argumentar que la mujer tiene derecho reproductivos y que, por tanto, es dueña de todo lo que sucede en su cuerpo, lo que la facultaría para interrumpir la vida que existe en sus entrañas.

Es cierto que la mujer tiene derechos reproductivos y que es dueña de su cuerpo, pero, sin embargo, nunca podrá afirmarse que la vida que se gesta en sus entrañas no tiene sus propios derechos. Se trata de una vida totalmente independiente y sujeto de sus propios derechos.

Es cierto que la mujer tiene derechos reproductivos y que es dueña de su cuerpo, pero, sin embargo, nunca podrá afirmarse que la vida que se gesta en sus entrañas no tiene sus propios derechos. Se trata de una vida totalmente independiente y sujeto de sus propios derechos.

La despenalización del aborto, en lugar de ser un signo de desarrollo, constituye más bien un retroceso, que coloca al país a la misma altura de países que se han prostituido, abriendo espacio para un crimen tan horrendo, así como a degeneraciones tan evidentes como es el matrimonio de homosexuales y lesbianas, la pornografía y tantas otras barbaridades.

Defender la vida y los derechos humanos en la sociedad, mientras se postula el pseudoderecho al aborto, es una contradicción y una ofensa a la capacidad racional del ser humano.

Es escandalosa la actitud de permisividad y transigencia legal de la sociedad dominicana y de sus autoridades en relación a la cantidad de clínicas y médicos que se lucran a diario del crimen el aborto, así como el mediocre trabajo que se realiza para evitar este mal.

La despenalización del aborto no resuelve el problema de la práctica clandestina del mismo, al contrario le quita la minúscula presión social y moral que aún le queda. Además de enviar un metamensaje muy antieducativo a la sociedad.

El aborto es un crimen y como tal debe recibir el repudio de todos los que son sensibles al valor de la vida.

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