Adán Rafael De Camps Martínez 
Adán Rafael De Camps Martínez
El acceso al capital es uno de los principales desafíos para emprendedores y pymes en la República Dominicana. Aunque existen opciones de financiamiento, estas suelen ser poco adaptables a las necesidades reales de los nuevos negocios.
Dos problemas fundamentales limitan el acceso: primero, muchos préstamos exigen pagos inmediatos, incluso antes de que el negocio comience a generar ingresos. Segundo, las entidades financieras frecuentemente niegan los préstamos debido a la falta de garantías o capacidad de pago, ignorando el potencial del proyecto. Esta realidad crea un círculo de exclusión financiera que afecta negativamente la economía del país.
Según el Banco Mundial, “los sistemas de financiamiento deben ajustarse a las etapas iniciales del negocio, permitiendo períodos de gracia que den tiempo a generar ingresos sostenibles”.
Sin estas flexibilidades, los emprendedores enfrentan una carga financiera insostenible que muchas veces provoca el fracaso de sus iniciativas. Ejemplos internacionales muestran cómo la flexibilización del acceso al capital puede impulsar el emprendimiento.
En Brasil, los programas de financiamiento incluyen períodos de gracia de hasta 12 meses, lo que permite a los negocios generar ingresos antes de comenzar a pagar sus préstamos (Banco Interamericano de Desarrollo, 2022).
Chile ha implementado esquemas que evalúan la viabilidad del proyecto en lugar de exigir activos como garantía, permitiendo un acceso más inclusivo al crédito.
La República Dominicana necesita adoptar modelos de financiamiento más flexibles y accesibles. Incorporar períodos de gracia, tasas de interés competitivas y asesoramiento técnico garantizaría que los emprendedores tengan mejores oportunidades de éxito.
