El acoso escolar

El acoso escolar

Lía Carolina Biaggi Sangiovanni
Psicóloga clínica, especialista en psicoterapia de niños y adolescentes, Psicóloga infanto-juvenil en el Área de Psicología del Hospital General Plaza de la Salud

Uno de los lugares donde los niños pasan más tiempo, es en el colegio, que, aparte de ser ahí donde aprenden y desarrollan la parte académica, es una de las instituciones más importantes para el desarrollo de las habilidades sociales.
Es en este contexto donde las relaciones se pueden tornar no agradables, ya que allí se desarrolla el acoso escolar, que en la mayoría de los casos pasa desapercibido para los adultos.
Este es un fenómeno al que se le ha ido dando importancia en los últimos años, pero realmente la mayoría de las personas hemos sido víctimas de ello en algún momento de nuestras vidas, y dependiendo de las redes de apoyo de cada uno, se ha podido manejar o ha dejado huellas imborrables en la memoria.
Esta situación no está circunscrita a un país o estatus social, el fenómeno del acoso escolar ha generado muchas alertas, por la cantidad de víctimas que ha habido a nivel mundial y las consecuencias, muchas veces extremas, que ha traído como resultado.
Muchas veces, los adultos le restamos importancia a estos actos, diciendo que solo son “bromas entre iguales”, sin tomar en cuenta las laceraciones profundas que puede dejar en la víctima y lo que se esconde detrás del victimario.
El incremento de la tecnología y muchas veces el uso indiscriminado de ella por los niños y adolescentes, ha hecho que aparezca una forma más de acosar, que es a través de las redes sociales y celulares, donde cualquier información puede volverse viral en cualquier momento y salirse de las manos de quien la maneja, sin que siquiera se den cuenta.
Aumento de los casos. A través de los años, las pequeñas bromas infantiles, que pudieron iniciar con quitarle el turno en la fila a uno de los chicos, tumbarle o robarle la merienda, bromas pequeñas, vemos que se han ido intensificando y cambiando, en sobornos de publicar material o información personal de alguien, chantajes y hasta amenazas de daño físico y/o emocional.
Cuando hablamos de “bullying” hay que tener en cuenta que no podemos catalogar un hecho aislado como acoso escolar; para considerarse como tal debe de tener varias características, entre las que se encuentran: tiempo, que exista por parte del agresor deseo de dañar, y que sea focalizado, o sea, que no se trata de un chico que hace bromas a todos, sino a personas específicas.
Hablar de “bullying” es hablar de cuando uno o varios estudiantes intimida, amenaza, se burla de aspectos de su persona, entorno o trabajo, le pone sobrenombres no agradables, trata de excluirlo completamente de las actividades de grupos que se realizan, tanto en el ámbito escolar como fuera del mismo, lo golpea, empuja, daña sus pertenencias, esparce rumores.

Todo esto, como explicaba anteriormente, debe de haberse presentado de manera recurrente, por un lapso de tiempo.

Lamentablemente, este no es un fenómeno aislado, sino que es algo que pasa en la mayoría de los colegios y escuelas -por no decir todos- y muchas veces en todas las aulas de cada institución.

El “bullying” es una forma de maltrato, de violencia, que trae como consecuencia el socavar la autoestima de los niños y puede llegar a arrastrar esto hasta la etapa adulta.

Características de los chicos que hacen “bullying”
Lamentablemente, hoy en día se está viviendo un fenómeno donde la violencia se está normalizando, donde hasta en los dibujos animados aparecen muchos personajes que “justifican” la violencia con un “buen fin”.
Al caminar en la calle, andamos enojados, los mismos adultos decimos palabras despectivas a los demás, la prisa nos apremia y no cedemos paso al que anda caminando, más bien le tocamos bocina para que se quite, tratamos mal al que entendemos que nos obstaculiza, sin percatarnos de que tenemos espectadores continuos que no solo absorben, sino aprenden: los hijos.
La violencia es un circulo que se va repitiendo, un porcentaje muy alto de los chicos que cometen acoso escolar, son víctimas de violencia en la casa, donde como no pueden volcar su malestar en el ambiente familiar, lo llevan a donde sí pueden, que es el colegio.
Entre las características más comunes de los agresores, se encuentran: chicos que tienden a contar con el apoyo del grupo, ya sea por temor, o porque se lo han ganado siendo bromistas, no por ser respetuosos o educados, más bien tienen dificultad en controlar su ira, no reconocen las reglas o no las respetan, ni tampoco a las figuras de autoridad. En muchas ocasiones presentan un bajo rendimiento académico, son poco empáticos, no poseen buenas relaciones sociales y tienen baja autoestima.

El perfil de la víctima

Los agresores no suelen escoger sus víctimas al “azar”. La mayoría de los chicos que han sido víctimas de acoso escolar tienden a tener las mismas características, entre las que se pudieran encontrar:
– Alguna característica física diferente a la mayoría: puede ser de peso, tamaño, uso de lentes, etnia, color de piel, tipo de pelo, entre otras.
– Pertenecer a una religión o creencia diferente a la de la mayoría.
-Tener algún tipo de trastorno de aprendizaje.
-Poseer pocas habilidades sociales, lo que le hace no ser popular, no contar con un grupo grande de amigos, ni aceptación del grupo.
– Suelen ser tímidos, temerosos, sin la fortaleza para poner un alto al abuso y al agresor.
– En muchas ocasiones son sobreprotegidos por la familia, lo que hace que no desarrollen las habilidades de afrontamiento y resolución de problemas por ellos mismos.
-Poseen sentimientos de culpabilidad, sienten que han hecho algo para merecer ser abusados.
– Como manera de “escapar” de las situaciones de agresión, suelen tratar de quedarse cerca de los maestros u otros adultos responsables en las horas de recreo.

– Haber padecido de acoso escolar anteriormente.

-Buscan a su vez compañeros de juegos de cursos anteriores.

Aunque hay que tomar en cuenta que cualquiera puede ser víctima de acoso escolar, ya que por las mismas situaciones diarias que pasan los niños en algún momento de su desarrollo pudieran ser más vulnerables.

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