Hablar de Iván García, es hablar del teatro dominicano. Más de medio siglo de labor teatral, reinventándose en más de 200 personajes, lo convierten en un  verdadero ícono.

Actor, director, dramaturgo y profesor, ninguna vertiente del teatro le es ajena; pero detrás del artista, esta el hombre comprometido, de gran sensibilidad, y el caballero respetuoso y amable, por eso, cuando supe la noticia de que fue “sacado” como actor de la obra El Graduado, del que además era director, quedé perpleja,  no podía entenderlo. Ya había visto la obra y publicada mi crítica.

Las razones expuestas por la Señora. Clarisa Paulino, productora de la obra, aumentaron mi asombro. Argumentar que fue  sustituido porque había sobre- actuado, y se había tomado licencia para alargar uno de los personajes, no me parecían convincentes.

Iván García tal y como decía el programa interpretaría 4 personajes “incidentales” o sea de poca importancia. ¿Cómo podía el actor con estos pequeños papeles que no pasaban entre los cuatro de cinco minutos en la escena, sobre-actuar? ¿Cuál de los cuatro personajes, si se le pueden considerar como tal, estuvo sobre-actuado? ¿Que minuto desvirtuó la obra? La verdad es que no encuentro respuesta a estas interrogantes.

 Lo que  es una realidad, independientemente le guste  a uno o no, su forma de actuar, es, que la presencia de Iván García  se deja sentir cuando sale a escena, para él que no hay papeles pequeños.

Por otra parte, ¿acaso no hubo ensayos suficientes para corregir algún exceso en la obra? Llama la atención lo fácil que fue sustituido por otro actor,  ¿acaso había sido esto previamente planificado? Dada las circunstancias cualquier hipótesis es posible.

Otro  argumento esgrimido por la productora, es que quiso sobresalir como actor; absurdo pensarlo cuando se ha sido protagonista en tantas obras, encarnando no papelitos en un musical, sino los grandes personajes del drama universal.

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Si el propósito oculto era hacerle publicidad a la obra, lo ha logrado, y es una pena, porque Alexander Pimentel tiene mucho talento, y no debería ser recordado por un incidente tan penoso.  Lo cierto es que  el mecanismo utilizado no ha sido el más idóneo. Como reflejo de una sociedad donde el “laisser faire y  laisser passe”, -dejar hacer y dejar pasar-, se ha hecho una costumbre, la ausencia de solidaridad de sus compañeros de escenario, es quizás lo más lamentable.  Iván García ha escrito su historia, no puede ser ignorado, esta más allá de “El Graduado”.