POR LEONORA RAMÍREZ S.
El Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos Centroamérica y República Dominicana (CAFTA-RD) pone al país frente a la reforma estructural más importante desde 1916, cuando se produjo la primera intervención militar norteamericana, expresó Guarocuya Félix, director de la Oficina Nacional de Planificación (ONAPLAN).

De acuerdo con sus planteamientos, el cambio tributario que se realizará como parte de ese convenio modificará el sistema institucional, el comportamiento del comercio, y producirá una pérdida y renovación del “tejido productivo”.

Para enfrentar esa situación la principal preocupación de las autoridades, en el ámbito de las políticas públicas, debe ser el empleo, manifestó el funcionario en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.

“A pesar de que hemos avanzado jurídicamente en nuestro mercado de trabajo, éste no está estructurado para privilegiar las políticas activas de empleo, sino que lo dejamos al mercado que funciona de manera deficiente.

“Y la apertura comercial a la que va a estar expuesta la República Dominicana, con Estados Unidos y la Unión Europea, lógicamente va a tener un impacto muy importante en el sector productivo y en el empleo”.

Asimismo, manifestó que los acuerdos de libre comercio son potencialmente beneficiosos, y el gran efecto que tienen es que modifican la distribución de la renta en una sociedad. El  Congreso de los Estados Unidos aprobó el CAFTA-RD el pasado miércoles 27 de julio, y el convenio con la Unión Europea, que negocian también otros países caribeños, entrará en vigencia en el 2008.

Félix resaltó la diferencia entre el modelo integracionista europeo, que es económico y social, y el de las regiones norteamericana y centroamericanas, que a su juicio es fundamentalmente económico.

“Si hacemos una comparación entre el modelo europeo y los de la región podemos ver, en el ejemplo español, que existe lo que ellos llaman los fondos de cohesión, que son definidos como recursos de compensación por acceso a los mercados”.

Estos se crearon, refirió, en 1975, cuando la mayoría de los gobiernos europeos eran socialdemócratas, y por iniciativa de los socialdemócratas alemanes.

Sobre esa base, dijo, España recibió entre 1996 y el 2000 el 1.8 de su Producto Interno Bruto (PIB) en transferencias unilaterales, es decir, un volumen de 102 mil millones de euros durante ese período para la construcción de infraestructura, asuntos laborales, reubicación de empleados, capacitación.

“Si tuviésemos un modelo parecido estaríamos hablando que República Dominicana recibiría, por la entrada de CAFTA-RD, alrededor de US$385 millones anuales en los próximos diez años para invertirlos en los referidos programas”.

En ese sentido, Félix expresó que en algún momento los países de la región tendrán que replantearse el modelo de libre comercio, y hablarlo claramente con Estados Unidos.

“El efecto del CAFTA-RD será estrechar aún más nuestra economía con Estados Unidos, por lo tanto tenemos que ser capaces de establecer diálogos políticos más abiertos, como sinónimo de estrategia común”, destacó.

Respecto a la posición que podría asumir el sector empresarial, con la puesta en vigencia en el 2008 del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, Félix refirió que probablemente las protestas sean menores respecto a las repercusiones del CAFTA-RD, debido a que el volumen comercial no es el mismo.

Sin embargo, significó que hay aspectos que deberán reestructurarse, aunque no sea en esta readecuación tributaria, y son los concernientes a los impuestos para la importación de vehículos, “porque tenemos que convertir en impuestos internos algunos aranceles para una serie de productos”.