Al positivo y esperanzador encuentro entre los presidentes de Haití, Jovenel Moïse y Luis Abinader de República Dominicana, ha seguido otro no menos importante, el de los ministros de Medio Ambiente de ambos países, que firmaron una declaración conjunta para proteger las cuencas de los ríos fronterizos y retomar los planes de reforestación en esa desértica zona.
A pesar de que debido a la inestabilidad política, debilidad de sus instituciones y el prejuicio cultural que data de siglos, el vecino Haití se ha ganado la fama de que no cumple los acuerdos, la declaración conjunta firmada por los ministros Orlando Jorge Mera y Abner Septembre constituye un acto de muy buena voluntad en una materia fundamental para la supervivencia de ambas naciones.
Todo parece indicar que con estas acciones se abre una nueva Era o nuevo ciclo en las relaciones entre República Dominicana y Haití, dos naciones enclavadas en una misma isla, con niveles de desarrollo totalmente desiguales, pero como decía un exgobernante haitiano, son dos pájaros de un mismo nido, no obstante tener costumbres y hábitos diferentes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y su canciller, Roberto Álvarez, es justo destacar inició con su visita a Haití una especie de proceso de reacercamiento que indudablemente ha comenzado a generar frutos. Se puede afirmar de manera inequívoca que los lazos diplomáticos entre los dos países están en su mejor momento.
Preservar los recursos naturales de todo el cinturón fronterizo que divide la isla de La Española es un comp romiso de vida o muerte, por cuanto recibimos con beneplácito la citada declaración conjunta que incluye también la necesidad de aumentar los actuales programas de becas, intercambio de información y la capacitación forestal en el manejo de incendios, que es en gran medida una de las causas de la degradación del medio ambiente en toda la línea fronteriza.
Hay razones para el optimismo y la esperanza después de todos estos acuerdos.