La multitud –que directa o desde la pantalla- se une a los festejos de la bola de cristal en Time Square, Nueva York, la noche de Año Nuevo, además de los fuegos artificiales y los artistas, podrá ver la despedida del escenario público de un personaje que ha jugado –con altas y bajas- un gran rol en conflictos internacionales. Se trata del surcoreano Ban Ki-moon, quien esta medianoche, al apretar el botón de la esfera, se despedirá de la secretaria general de las Naciones Unidas (ONU), cargó que dirigió por diez años. Año Nuevo es una fiesta de risas, cantos, alegría y llantos. Esa orgía multicolor será el escenario del adiós de Ban.
Logros.- El señor Ban Ki-moon será reemplazado el primero de enero por el portugués Antonio Guterres, que por cierto, ya juró en el cargo el pasado 12 de este mes. Entre los logros de Ban se puede citar la firma por 171 países del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Logró el compromiso de las naciones para aportar 60 mil millones de dólares en ayudas para alcanzar los Objetivos del Milenio. Impulsó la igualdad de género al crear ONU Mujeres y la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género. También, bajo se jefatura, aumentó en 40 por ciento la participación femenina dentro de la ONU. Todo esto se suma, en forma general, a sus programas de mundiales de desarme, el despliegue de 120,000 cascos azules, y su defensa a la libertad de prensa.
Deja varias guerras.- La ONU ha sido muy criticada en los últimos días por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. En uno de sus últimos tuits dijo que la ONU es un club de gente que se reúne para hablar y pasársela bien. Ban, además de hablar, trató conflictos como el palestino, en donde denunció la política de asentamiento de Israel; el de Sudán del Sur, en donde alertó de un genocidio; la paz en Colombia. En Haití, el surcoreano pidió perdón por la responsabilidad de la ONU en la epidemia del cólera que afecta al pobre país desde 2010. Pero, Ban deja varios conflictos o verdaderas guerras bien activas. Siria, Irak, Afganistán, Libia –en donde un grupo llamado Estado Islámico busca crear un califato – arden a fuego lento, y es la herencia que el surcoreano deja a Guterres.