El adulto hiperactivo

El adulto hiperactivo

Hace dos domingos conversamos respecto del niño hiperactivo, y nos referiremos hoy a los adultos que derivan en formas frustras del TDAH o trastornos de hiperactividad.

Noten los amables lectores que no nos referimos a las personas proactivas, dinámicas, de accionar rápido, pero efectivo, no se trata del amigo diligente que resuelve con destreza y prontitud. Muy por el contrario, con este síndrome psiquiátrico son “acelerados” pero ineficientes, no logran centrarse para lograr metas definidas, son los gruñones eternos, nadie los comprende a su decir, no se adaptan a ningún ambiente, responden con lo primero que les llega a la mente, léase que viven ofendiendo a los demás, la prudencia y la inteligencia emocional no son sus fuertes,  muchos son “aloqueteados”.

La mayoría de la gente cuando hablamos de éste síndrome, el TDAH, cree que sólo se presenta en los niños. Sin embargo de un 30 a un 70% de los infantes que lo padecen siguen teniendo síntomas de hiperactividad e inatención en la vida adulta. Estos personajes tienen una alteración de dos vías de neurotransmisores, los adrenérgicos y los dopaminérgicos, en las zonas del cerebro que controlan la atención.

En la vida adulta esa incapacidad de mantener la atención y la concentración puede de manera lógica derivar en descarrilar carreras, proyectos y relaciones. Lo triste es que muchos adultos no saben que la padecen, pues no es sino hasta los últimos años que le estamos dando los neurocientistas importancia a este síndrome. En mis años de infancia y juventud, era el amiguito que repasaba  diez escuelas, se peleaba con el  primero que lo miraba mal, y sus notas de conducta no eran las mejores.

Ya en la vida adulta es el personaje de diez empleos, cinco matrimonios, vive solo, los amigos y relacionados no lo soportan, tiene la boca  lista para decir  “verdades”, en fin, un inadaptado social.

Para los interesados en el tema de la conducta de estos personajes muy difíciles hay dos investigaciones que recomendamos. Una es en niños, de la autoría de la doctora californiana Kandyce Larson, en la revista Pediatrics de febrero de este año, en la que revisa 62,000 niños entre 6 y 17 años con este problema de atención. Los trastornos del aprendizaje y desarrollo, acompañados de dispersión de metas, dificultad en sus relaciones sociales, problemas del habla y la comunicación, ansiedades y depresiones, fueron los elementos de mayor importancia encontrados.

En el tema de los adultos con TDAH, los trabajos más completos son los del Dr. Angel Golimstock, publicados en la revista European Journal of Neurology en enero de este año, en los que confirma que en la adultez los pacientes que han padecido este síndrome tienen tres veces más riesgo de padecer demencia que el resto de la población de igual edad.

En la oportunidad determinaron  que el elevado número del 48 por ciento de los pacientes con la grave Demencia de Lewy, tenían historia de haber tenido este síndrome de  hiperactividad, lo que confirma que  esta entidad sí daña el cerebro y es lo que obliga al temprano diagnóstico y manejo de estos niños.

Se ha determinado que las áreas del cerebro que manejan la atención y las funciones cognitivas superiores se conectan en la corteza prefrontal cerebral; por eso la inatención y la hiperactividad son sólo la punta del iceberg.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas