En nuestra entrega anterior figuramos que el agua al pasar por el estómago arrastra la paja, la arrastra al intestino, quedando el estómago vacío, al dar al grano después del agua, este permanecerá en dicho órgano sufriendo transformaciones químicas, por tener en su conformación albuminoides, hecho indispensable para efectuar estas, ya que si se da el grano y después el agua se observaría que este sería arrastrado por el agua al intestino y arrojado al exterior sin sufrir ninguna transformación (lientería), pues sabido es que si no se ha sufrido una transformación gástrica de los granos menos puede efectuarse la intestinal.
Para comprobar lo antes expuesto hacemos referencia al experimento que efectuó el médico veterinario Morlot, quien suministró a un caballo 4 kilos de avena, le dio inmediatamente de beber y a continuación lo mató, hecha la necropsia encontró en el estómago solo un kilo de avena.