El agua no está en el centro del debate de los candidatos

El agua no está en el centro del debate de los candidatos

Cuando se inició el proceso de privatización de los servicios públicos domiciliarios, en el apogeo de la liberalización de los mercados, el agua fue objeto del mismo, y en muchos lugares este bien necesario y vital corrió con la mala suerte de ser privatizado para perjuicio de los ciudadanos. Por suerte hubo resistencia y como consecuencia de la misma, en el país nadie se atrevió a plantear la privatización del preciado bien.
La cultura con que manejamos el agua, que viene desde que las fuentes primarias de los ríos nos la regalaban, no ha cambiado mucho. El solo hecho de pensar en la privatización del agua en el país era y es una carga muy pesada para cualquier administración.
Lo cierto es que cuando había muchos ríos, cuando éramos un país verde, no había tantas personas como ahora, razón por la que recordamos con nostalgia cuando solo teníamos que buscar un vaso y tomar el agua de la llave. En las escuelas los bebederos eran con agua del grifo y a nadie le daba amebas, salmonella u otras de esas enfermedades que abundan debido a la contaminación ambiental.
En los campos el agua era de manantial, se almacenaba en “tinajas” hechas de barro que conservaban el agua fresca. No había que hervirla, cosa que mis hijos no creen y mucho menos sus hijos, los cuales conocen la botellita de agua, la que ya en algunos lugares vale tanto como un litro de leche.
El hecho de que el consumo de agua haya sido como un “regalo divino”, que cae del cielo cuando llueve y que llega por tuberías a los que tienen la posibilidad de tenerla en sus hogares todo el tiempo, no nos ha permitido pensar sobre ese componente químico imprescindible para la vida. Al decir de Meylin Cabral, experta en Agua, los dominicanos somos los más higiénicos, porque en una investigación para su tesis entrevistó a 600 personas y la gran mayoría respondió que “el agua era útil para bañarse”.
Este preámbulo viene a propósito de que el pasado lunes el Senado aprobó en primera lectura el proyecto de ley de agua, con más de 20 años en el Congreso, y que es necesario porque el recurso Agua hay que potenciarlo por lo que implica en nuestras vidas.
El uso del agua debe ser regulado para que no falte nunca, para que no sea acaparado, para que a nadie se le ocurra apropiarse del mismo; que como derecho disfrutemos de ese bien que es finito y amenazado en el planeta.
Es de vital importancia que todos nos ocupemos de participar en una ley que garantice el agua potable para todos, lo que conlleva proteger las cuencas de los ríos, las montañas donde nacen, una evaluación de las fuentes, un uso racional para la producción porque si no tenemos agua no tendremos comida.
La ley de agua debe contener una especie de centinela de la Cordillera Central que es donde se produce el 80 por ciento del agua que necesitamos, según el ingeniero Eleuterio Martínez. Justo en esa cordillera nacen los principales ríos del país, es la madre de las aguas de la isla y, sin embargo, los fuegos más terribles de este año ocurrieron en ella.
Los que aspiran a dirigir el país deben poner en su agenda el agua como bien estratégico y el que llegue dedicarse con determinación a protegerlo como lo que es: un asunto de vida para la isla y todos sus habitantes.

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