El agua, recurso natural

El agua, recurso natural

Especial para HOY

El 22 de marzo se celebra cada año el Día Mundial del Agua, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la resolución A/RES/47/193 del 22 de diciembre de 1992.

Este año, el tema escogido es Agua y Desarrollo Sostenible. Para aprobar dicha resolución, la ONU tomó en consideración que la promoción de la conservación y ordenación sostenible del agua exige que se tenga conciencia del problema en los planos local, nacional, regional e internacional.

Una molécula de agua, considerada por el químico Miguel Ángel Alario Franco como la más importante del universo entre las más de 16 millones de moléculas que existen, está compuesta de dos gases: un átomo de oxígeno y dos átomos de hidrógeno.

Es, además, el elemento esencial para la existencia de la vida, en especial la de los humanos, cuyos cuerpos tienen una proporción de 70% de agua.

Se ha comprobado científicamente que si el porcentaje de agua en nuestro cuerpo se reduce en 1% sentimos sed; si la reducción es de 5%, entramos en estado febril; si la falta de agua es del 10%, nuestro cuerpo se inutiliza. Pero si llegamos al límite de 12 por ciento, llega la muerte.

En nuestro planeta, el 97.3 por ciento de agua es salada y se encuentra sobre la corteza formando las enormes masas de agua de los océanos. El restante 2.7% es de agua “dulce” distribuida en un 2% en los casquetes polares; 0.6% en los acuíferos; 0.1% en los lagos y ríos; 0.1% como vapor en la atmósfera y un 0.00004% en la biosfera.

En el interior del planeta se estima que existe una cantidad de agua de aproximadamente 3% del total.

La abundancia de agua salada en los océanos contrasta con la relativa poca agua “dulce” de la superficie, que es la que más se utiliza en los procesos de producción agrícola e industrial, en la producción de energía, cuyo proceso se estima que un 90% requiere agua, y la que abastece a los 7,000 millones de personas que habitan el planeta.

Por tanto, el gran desafío radica en mejorar su distribución irregular, el desperdicio, la contaminación y la gestión insostenible.

La situación descrita provoca la escasez que hoy constituye un problema que afecta al mundo.

La ONU ha declarado en su informe más reciente sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2015, titulado Agua para un mundo sostenible, presentado el pasado viernes 22 de marzo en Nueva Delhi, en el que se explica que a pesar de los considerables avances logrados en los últimos años, todavía hay en el mundo 748 millones de personas privadas de acceso a fuentes de agua preservadas de la contaminación.

Además, 1,600 millones viven en situación de escasez económica de agua, esto es, países que no tienen la infraestructura requerida para extraer el agua desde ríos y acuíferos, procesarla y distribuirla como agua potable a la población.

Otros datos relevantes del referido informe que llaman poderosamente nuestra atención y deberían constituir un motivo para elevar la conciencia de los gobiernos y los ciudadanos son los siguientes: de aquí a 2050, el sector que más agua devora, la agricultura, tendrá que producir un 60% más de alimentos a nivel mundial y un 100% más en los países en desarrollo. Según las previsiones, en el período 2000-2050 el aumento de la demanda de agua del conjunto de la industria mundial se va a cifrar en un 400%.

Concluye el referido informe que si todo sigue igual, el planeta deberá hacer frente a un déficit global de agua del 40 por ciento de aquí a 2030.

De ahí que la única solución sea aprender a administrar este recurso vital de forma sostenible.

La escasez. La escasez del recurso agua ha sido objeto de preocupación por parte de la ONU, por lo cual aprobó, con la resolución 52/2 de 8 de septiembre de 2000, la Declaración del Milenio, en la que se establecieron los llamados Objetivos del Desarrollo del Milenio.

De esos objetivos se derivaron metas específicas relacionadas con el recurso agua, entre los que se citan los siguientes: a) poner fin a la explotación insostenible de los recursos hídricos formulando estrategias de ordenación de esos recursos en los planos regional, nacional y local, que promuevan un acceso equitativo y un abastecimiento adecuado; b) reducir a la mitad, para 2015, el porcentaje de habitantes del planeta que carezcan de acceso al agua potable o que no puedan costearlo.

En la República Dominicana, los informes de organismos multilaterales dan cuenta de que el 20% de la población no tiene acceso al agua por acueducto, lo que afecta a más de 1.8 millones de ciudadanos, con la secuela que esto representa en términos de salud y calidad de vida.

En nuestro país no se ha cumplido el mandato constitucional establecido en el artículo 194 que fija como prioridad del Estado la formulación y ejecución, mediante ley, de un plan de ordenamiento territorial que asegure el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales de la Nación, acorde con la necesidad de adaptación al cambio climático.

Planificación. El ordenamiento territorial deberá responder también a lo establecido por la propia Constitución en su artículo 193, que define el principio de Organización Territorial, que tiene como finalidad propiciar su desarrollo integral y equilibrado y el de sus habitantes, compatible con sus necesidades y con la preservación de sus recursos naturales, de su identidad nacional y de sus valores culturales.

Además de la ley de ordenamiento territorial en la que se incluya todo lo relacionado con el recurso agua, los dominicanos tenemos que emprender un conjunto de acciones en su la evaluación, gestión y utilización para alcanzar el desarrollo sostenible.

Por eso es prioritario optimizar mediante una planificación coordinada y eficiente los recursos que se invierten en la gestión del agua a través de diversas instituciones como el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago, y el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados.

Además, cumplir y hacer cumplir las leyes que establecen zonas protegidas; controlar de manera efectiva la tala de árboles para producir carbón, leña y madera.

Otras medidas urgentes son aplicar en forma rigurosa las leyes que regulan la extracción de agregados para la construcción, fabricación de cemento y para otros fines; revisar los permisos de explotación minera para incorporar cláusulas que efectivamente aseguren una explotación sostenible y hacerlos cumplir estrictamente; reducir o eliminar los desperdicios que se producen en la distribución del agua; evitar la contaminación de los ríos y acuíferos por parte de las empresas, las familias y el propio Gobierno; controlar las emisiones de gases que causan el efecto invernadero así como establecer reglas y planes rigurosos de disposición, recolección y uso de desperdicios sólidos.

El maestro Mateo Aquino Febrillet fue rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

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