El ahorro de energía

El ahorro de energía

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS
Con el barril del petróleo rondando los sesenta dólares, se impone una campaña de concienciación y educación ciudadana, para evitar que nuestro país caiga en una eventual cesación de pagos, al no contar con las divisas necesarias para honrar puntualmente la factura petrolera.

Los dominicanos somos muy dados a dilapidar recursos por desidia o dejadez. Hemos escuchado por la radio el siguiente eslogan: «Apaga un bombillo y echa andar la economía». Si embargo, esa misma empresa que apela a la sensatez y al cumplimiento del deber ciudadano, mantiene encendidas durante el día, infinidad de bombillas del alumbrado público de las calles, por no cambiar las fotoceldas que automáticamente hacen esa labor.

Desde el punto de vista de nuestro país como destino turístico, debemos tomar consciencia que estamos abocados a afrontar una fuerte competencia con países del área en donde no acaecen apagones, sean estos financieros o reales, lo cual provoca un clima -cuando son nocturnos- de pavor e inseguridad en aquellos ciudadanos que provienen de países altamente desarrollados y que posiblemente nunca han sufrido este «fenómeno» que a nosotros nos parece muy normal por estar acostumbrados durante años a los mismos.

La cantidad de vehículos que desorganizadamente circulan por las calles, debiera ser motivo de preocupación para el Estado Dominicano que debería emprender una campaña para ahorrar combustible, incitando a aquellos ciudadanos cuyo lugar de trabajo están cercanos, a utilizar un vehículo común para sus desplazamientos. Hay países, que le otorgan prioridad durante los «entaponamientos», a aquellos vehículos que llevan más de un pasajero, lo cual motiva a que los vecinos se unan y compartan los gastos.

Muchas personas, por creer que todavía las compañías de electricidad prorratean los recibos de cobros, no apagan bombillos, lámparas, radios o televisores con lo cual contribuyen a poner en graves aprietos, a las generadoras de electricidad en las horas pico. Si las generadoras, junto con su factura mensual de cobro enviaran una hoja ilustrativa del ahorro que los usuarios pueden beneficiarse haciendo un uso racional del alumbrado casero, los apagones podrían, si no ser evitados, pero al menos disminuidos en su duración.

Los ayuntamientos deberían instruir a las compañías recolectoras de basura, de efectuar la limpieza en horas elevadas de la noche o en la madrugada. Los «tapones» que causan estos camiones, cuyos conductores son unos desaprensivos y abusadores que se detienen en medio de las calles, es motivo de elevar el consumo de combustible y de la pérdida de horas/hombre de trabajo. Además, contribuyen al aumento del estrés en una población altamente irritante.

Las campañas de ahorro no deberían quedar en el anuncio o en un discurso más de asuntos de actualidad, todos debemos tomarlas en serio pues el problema del consumo de energía no es sólo del Gobierno Dominicano o del Presidente de la República. Los apagones, y la secuela de perjuicios que ocasionan, además de disminuir la calidad de vida, mantienen en zozobra a la ciudadanía al proveer caldo de cultivo para que los delincuentes hagan su agosto hasta en junio.

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