El ajo, gastronomía y salud

<p>El ajo, gastronomía y salud</p>

Siempre que se habla del “buen comer” se atiende primero a las frutas y verduras, pero nos olvidamos de ciertas hortalizas con menos “glamour” aunque igualmente beneficiosas.

Filete de res a la plancha en salsa de pebre, camarones con mojo salteados con salsa de vino, ajo y pimiento guarillo, mofongo…todos estos platos tienen un ingrediente común en sus recetas: el ajo. Esta hortaliza que todos tenemos en nuestra cocina tiene, además, la fama de ser beneficiosa para la salud, pero ¿por qué motivos?

A muchos les gusta el  sabor del ajo, ligeramente picante, y lo comen crudo, otros lo esconden tras salsas multisabores, pero generación tras generación, este alimento aparece en nuestras comidas por las buenas propiedades que ofrece a nuestro organismo y por ese sabor que da un toque de picardía hasta en los guisos menos potentes. Pero, ¿quién iba a decir que entre  fogones se encuentran también beneficios medicinales?.

La cocina tradicional está llena de humos que hacen llorar los ojos, de manos con olores casi permanentes, de abuelas con delantal y mortero…y como no, de ajo. Siempre que se habla del “buen comer” se atiende primero a las frutas y verduras, pero nos olvidamos de ciertas hortalizas con menos “glamour” aunque igualmente beneficiosas.

Según un estudio de la Universidad de Stanford que se publicó en la revista “Annals of Internal Medicine”, este conocido complemento alimentario impide que se forme colesterol LDB (lipoproteinas de baja intensidad). Es el llamado “colesterol malo”, el que aparece en la sangre impidiendo que fluya con normalidad. Alitina es el compuesto que aparece tras la trituración de los dientes de ajo y que ayuda a que no se produzca este problema.

El colesterol es el causante de la mayor parte de los problemas cardiovasculares que, por ejemplo entre las mujeres europeas, es la primera causa de mortalidad, tal y como se anunció en la Conferencia Anual de la Sociedad Europea de Cardiología  de 2005.  Pero entre los hispanos el asunto no es diferente, ya que el doctor Raúl Perea-Henze, ganador del Premio Liderazgo Hispano en Salud por la Sociedad Médica Nacional Hispana, afirma que “las enfermedades cardiovasculares son las que más afectan a los americanos”.

Las buenas propiedades del ajo no sólo se ciñen a asuntos del corazón. Entre la cultura popular se comenta que es diurético o que calma los nervios. Incluso se dice que sirve de antiséptico para picaduras de insectos o que tiene propiedades afrodisíacas o que su consumo ayuda a la memoria.

 Las maneras de tomarlo pueden variar desde la forma natural hasta los guisos más espectaculares. Lo malo de su utilización en la cocina es que pierde parte de las propiedades, pero aumenta la creatividad y se potencia el sabor.

Los ajos  se pueden hervir en agua durante cinco minutos para evitar el fuerte sabor. Pero si se quiere acudir a un herbolario existen varias formas de comercialización de este productor para una mayor facilidad de consumo. Algunos prefieren  en su forma líquida (extracto vegetal) o en perlas (aceite).

Parece mentira que un alimento tan pequeño, con dientes y con un olor tan fuerte sea, al fin y al cabo, una de los más sanos que permiten, con un consumo continuo, vivir de una manera más saludable en una sociedad en la que el ritmo de vida impide que se cocine con salud.

Quizá una sopa de ajo no sea el componente ideal en una  cena romántica, pero conseguiremos que, comiendo con asiduidad esta hortaliza,  nosotros y nuestra pareja podamos tener una mayor calidad de vida y, según dicen algunos, hasta vivir más años…

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